Existen algunas diferencias entre el cerebro conservador y el cerebro liberal que van más allá de los aspectos biológicos. Son procesos complejos que la neurociencia política, en tiempos recientes, ayuda a entender.
No vine aquí a hablar propiamente de neurociencia, hay densos tratados, estudios concluyentes y libros publicados al respecto por todo internet. En resumen 50 por ciento de la población nace con una tendencia conservadora y la otra mitad liberal; aunque a ambos grupos se les pude llevar a un consenso mediante leyes, educación y valores familiares.
¿Te haz dado cuenta que cuando se trata de temas como la despenalización del aborto, la legalización de las drogas y otros temas tabú, el presidente Andrés Manuel evita comentarios contundentes? No es tonto, sabe que una postura clara para cualquiera de los dos bandos le va a echar en contra a un 50 por ciento de la población.
Cuando el presidente desestima el rechazo a los libros por quienes llama “un grupo de conservadores” realmente se refiere al 50 por ciento de la población que por convicción, educación, o simplemente porque así nació, tiene tendencias conservadoras y está en su completo derecho de decidir cuando y como educa a sus hijos sobre temas polémicos como sexualidad más allá de la biología, y de ideologías políticas más allá de filias y fobias.
Estuvieron a tiempo de corregir, la actitud desafiante del presidente quien, dicho por el mismo es de religión cristiana -y por lo mismo conservadora-, solo demuestra que quien no ha leído los libros es él.
Ahí se lo haiga.