Se destapó Omar García Harfuch para jefe de gobierno de la Ciudad de México. Todo apunta a que es el gallo de Claudia Sheinbaum quien, desde que recibió el “bastón de mando”, es quien toma las desiciones dentro del partido. Fue dedazo o bastonazo, pues.
Desde su designación como secretario de seguridad ciudadana en la actual administración, diversos medios y reporteros exhibieron el oscuro pasado del personaje. Para muestra una pequeña lista de antecedentes, algunos pueden ser meramente anecdóticos, como su árbol genealógico, pero otros son de miedo.
Árbol (torcido) genealógico.
Su abuelo fue Marcelino García Barragán, quien fue Gobernador de Jalisco, cuya familia y descendientes se hicieron ricos al amparo del viejo PRI. Marcelino fue secretario de la Defensa Nacional durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, es decir fue artífice de la matanza de Tlatelolco.
Su papá, Javier García Paniagua ocupó más de 7 cargos importantes durante la “dictadura perfecta” del PRI, entre ellos dirigente de la Lotería Nacional, presidente del partido a inicios de los 80 y Comandante de la Dirección Federal de Seguridad en el gobierno de López Portillo.
Su mamá, porque tiene, es la actriz de descendencia árabe María Sorté (María Harfuch Hidalgo), conocida por sus protagónicos en telenovelas de Televisa, sus participaciones en teatro comercial y por una carrera de cantante de baladas melosas.
Su trayectoria como agente federal.
Todo empezó empezó en 2008, cuando ingresó a la Policía Federal como jefe de departamento de la Coordinación de Inteligencia para la Prevención del Delito.
Lo mas sonado de su paso por la extinta policía federal fue que reprobó sus exámenes de confianza; el polígrafo sembró dudas sobre posibles vínculos con la delincuencia organizada y sus ascensos y carrera policiaca se dieron bajo la sombra y protección de Luis Cárdenas Palomino, ahora preso por torturador.
En tan sólo cuatro añitos, gracias a Cárdenas Palomino, escaló de Suboficial a Inspector General, cuando le habría debido tomar por lo menos 16 años de acuerdo con el manual y reglamentos internos de la Policía Federal.
De Ayotzinapa a la fecha.
Ya para el 2013 García Harfuch fue promovido a Coordinador Estatal de la Federal en Guerrero, meses después y bajo dicha coordinación sucedió la desaparición de los jóvenes normalistas en Ayotzinapa. Cuando se le pregunta del caso, solo atina a decir que ese fatídico día él andaba de rol en Michoacán.
Su más reciente encomienda como Secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX pasaría desapercibida de no ser por el crecimiento y aparición de cárteles de narcotráfico como el CJNG, algo que no se veía en la ciudad desde los tiempos de su padre. Y claro, por el famoso atentado en el que murieron sus dos escoltas, su camioneta quedó hecha añicos, pero él salió con unos cuantos raspones y una herida menor de bala.
La carrera del joven Harfuch está llena de “suerte” y “coincidencias”, pero como dijo Roosvelt: “en política nada sucede por accidente”.
¿Alguien sabe porqué le encanta a la izquierda capitalina tener a jefes de policía en la jefatura de gobierno? Es para una tarea.