La despedida del Papa Francisco contradice sus deseos por una ceremonia modesta, desatando un despliegue de seguridad sin precedentes.
Roma, Italia.- Aunque el Papa Francisco pidió expresamente un funeral “simple y sin adornos”, su ceremonia en la Plaza de San Pedro será de escala monumental, con la asistencia de líderes globales como Donald Trump, Emmanuel Macron y Volodymyr Zelenskyy, y una multitud estimada de hasta 200,000 personas. La magnitud del evento ha obligado a las autoridades a montar una operación de seguridad comparable a una coronación real u olimpiadas.
El Vaticano contará con francotiradores en techos, guardias suizos, misiles antiaéreos, bazucas anti-drones y un escudo aéreo de la OTAN. Más de 8,000 agentes de seguridad protegerán a los asistentes, incluidos 1,400 encubiertos, mientras se monitorean sistemas eléctricos y telecomunicaciones para evitar sabotajes. Cada delegación internacional tendrá canales de comunicación exclusivos dentro del operativo.
Aunque la ceremonia fúnebre finaliza con el entierro del pontífice en la Basílica de Santa María la Mayor, la atención se centrará pronto en el cónclave para elegir a su sucesor. Pese a la solemnidad, expertos en seguridad advierten que cualquier factor, desde protestas hasta amenazas extremistas, podría desestabilizar el evento. En palabras de un exjefe de seguridad británico: “El papa pidió una despedida sencilla… pero no la tendrá”.