A sus 71 años, la intérprete de éxitos como “Time After Time” y “Girls Just Wanna Have Fun”, se embarcará en una gira de despedida.
Eric Randolph / El Sol De México.- Ha sido un ícono tanto por su actitud punk y sincera como por sus éxitos que definieron una era, pero ahora Cyndi Lauper considera que es tiempo de decir adiós a los escenarios.
Su gira de despedida la llevará por Norteamérica a partir de octubre de 2024, antes de dirigirse a Europa en febrero de 2025.
Cindy Lauper ha vendido más de 50 millones de discos gracias a éxitos como “Time After Time” y “True Colors”, sin dejar de trabajar y a pesar de estar menos en un primer plano, como en la década de los ochentas.
En 2013 ganó un premio Tony por la banda sonora del musical de Broadway Kinky Boots.
Sobre su juventud, aparentemente problemática, recuerda:
“¡No era yo, eran ellos! Me enfrenté a un sacerdote que dijo que mi madre iría al infierno. ¿Qué clase de persona le dice a una niña de ocho años que su madre irá al infierno? La segunda vez le pregunté a una monja si aún tenía su período, y me corrieron. Quería irme a casa porque en esa escuela… bueno, ciertas personas no deberían ocuparse de los niños”.
Acerca de la vigencia que aún tienen sus canciones cuando las interpreta en directo, reflexiona:
“Cada vez es diferente, pero la razón por la que la gente realmente viene es para conectar con el pasado. Quieren escuchar lo que recuerdan. Y bueno, si puedes agregar algo extra, está bien. Entre el ritmo y el sonido a veces logras evadirte. Esa es la mejor parte de actuar, porque creo que la gente canta para escapar, para sentirse mejor, para volar. Cuando era niña, la vecina hacía todos los domingos la misma salsa, limpiaba toda la casa y se sentaba por la tarde a tocar el acordeón y siempre tocaba “Volaré”. Yo era adolescente y pensaba: ‘Me van a matar… ¿Cuántas veces necesito que me recuerden que soy italiana?‘. Pero ahora me doy cuenta de lo que realmente estaba tocando: ‘Tengo alas en mi corazón”. Cuando los cantantes lo dan todo, en su interior están como volando’”.
Sobre la comunidad LGBTQ+, de la que ha estado muy cerca, comparte:
“Soy amiga y miembro de esa gran familia. Y no te puedes quedar mirando a un lado mientras discriminan a tu familia. Ha habido muchos progresos, pero ahora hay muchos retrocesos y de nuevo mucho miedo y enojo. Pienso en mi hermana Ellen, que es parte de esa comunidad. Porque yo nunca podría haber hecho nada sin ella”.
Y con respecto al recuerdo que más atesora de su carrera, comenta:
“Tuve que luchar por todo lo que quería, simplemente porque no me lo iban a dar. No aproveché ciertas oportunidades porque quería las cosas de cierto modo. Nunca estuve dispuesta a olvidar por qué empecé en este mundo: para sentirme libre, no para ser un pajarito enjaulado. El premio que más supuso para mí probablemente fue el de la revista Ms. [premio a la mujer del año] en 1984. La revista fue fundada por Gloria Steinem, una gran líder en los derechos civiles. Fue muy influyente para mí mientras crecía. Por supuesto, el Tony fue importante, y también los Grammys. No es que haya ganado muchos Grammys, probablemente porque nunca conté hasta diez antes de hablar. Tal vez habría sido una buena idea”, reflexiona.