De no realizarse acciones en la reducción del calor, los casos podrían dispararse.
Especial.- Una investigación en Alemania ha encontrado que el riesgo de sufrir un derrame cerebral es significativamente mayor con temperaturas nocturnas elevadas. A medida que el calentamiento global hace sentir sus efectos, el hallazgo plantea un problema de salud. Los detalles del descubrimiento fueron publicados en el European Heart Journal.
Mapeando las temperaturas nocturnas contra el número de casos de derrames cerebrales registrados en la ciudad alemana de Augsburgo durante 15 años, un equipo de investigación del centro Helmholtz Munich encontró un aumento estadísticamente significativo en el riesgo de derrame cerebral.
Este incremento se observó en días con temperaturas nocturnas extremadamente altas. Las personas mayores y las mujeres son particularmente vulnerables.
“Queríamos entender hasta qué punto las altas temperaturas nocturnas representan un riesgo para la salud,» dice la epidemióloga Alexandra Schneider. Esto es importante porque el cambio climático está causando que las temperaturas nocturnas aumenten mucho más rápido que las diurnas.”
Estudio revela datos inquietantes.
Un total de 11,037 casos clínicos de derrames cerebrales vistos en el Hospital Universitario de Augsburgo desde 2006 hasta 2020 fueron incluidos en el estudio. En general, el riesgo de derrame cerebral aumentó un 7% durante las noches categorizadas como «tropicales».
El término “noche tropical” se refiere a aquellas donde la temperatura se mantuvo por encima de 14.6 °C. Estas noches representaron el 5 por ciento más caluroso del periodo de estudio.
Hubo evidencia de un mayor número de incidentes de derrames cerebrales con el tiempo: de 2006 a 2012, las noches calurosas se vincularon con dos derrames adicionales por año, mientras que de 2013 a 2020, las noches calurosas se asociaron con 33 casos adicionales por año. Esto refleja el aumento de temperaturas con el paso de los años.
Los investigadores sugieren que una variedad de factores podrían estar detrás de estas estadísticas, incluyendo una mayor probabilidad de deshidratación, conocida por aumentar la probabilidad de sufrir un derrame cerebral. El acceso limitado a tecnologías como el aire acondicionado también podría influir.
Los cambios en los factores climáticos, los factores de riesgo de derrame cerebral y las condiciones socioeconómicas pueden contribuir a la mayor susceptibilidad a los derrames cerebrales relacionados con el calor nocturno a lo largo del tiempo.
El equipo espera que sus hallazgos puedan llevar a medidas preventivas mejoradas. Los hospitales pueden planificar más personal durante noches calurosas y se puede alertar a las personas más vulnerables de la comunidad sobre el riesgo.
Además, se pueden intensificar los esfuerzos para reducir el impacto de las islas de calor urbanas en las áreas edificadas durante la noche. Estudios previos han explorado diversas formas de reducir el calor en las ciudades, incluyendo la plantación estratégica de árboles.
Si no se realizan cambios, el número de casos podría seguir aumentando, aunque se necesitarán estudios más detallados en grupos más grandes y en otras partes del mundo para confirmar el vínculo.