Activismo progresista revive tras la reelección de Trump, con estrategias consolidadas y nuevos voluntarios listos para actuar.
Washington.- Tras la inesperada victoria de Donald Trump en 2016, millones de liberales se movilizaron en marchas y crearon miles de grupos activistas. Protestaron contra sus políticas, como los intentos de eliminar la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio, inundando oficinas del Congreso con llamadas y correos electrónicos. Ocho años después, su reelección parece haber desinflado a los demócratas, reflejado en una caída del 39 % en las audiencias del canal MSNBC. A pesar de ello, las bases del activismo progresista están listas para reactivarse, con miles uniéndose nuevamente para desafiar las políticas de Trump en los tribunales y el Congreso.
Grupos de resistencia, como Indivisible y MoveOn, reportan un aumento masivo de interés en sus actividades. Ezra Levin, cofundador de Indivisible, destacó que más de 40,000 personas asistieron a una llamada informativa tras las elecciones, números no vistos desde 2017. Organizaciones como “Run for Something” han recibido miles de solicitudes de personas dispuestas a postularse para cargos locales, mostrando una energía renovada frente a políticas como deportaciones masivas o la abolición del Departamento de Educación.
A pesar de cierto agotamiento entre activistas veteranos, el movimiento ha logrado atraer a nuevos voluntarios. Líderes locales reportan un aumento en el interés de personas desesperadas por participar en la resistencia. Las estrategias se centran en acciones locales efectivas, como el cabildeo directo a funcionarios electos, mientras organizaciones nacionales buscan mantener el ímpetu. Los grupos coinciden en que, aunque el dolor y la frustración son naturales, es crucial canalizar estas emociones en acciones concretas.
Aunque enfrentan un panorama más desafiante, los grupos progresistas tienen infraestructura y experiencia acumulada. Si bien algunos esfuerzos han fallado en el pasado, como el bloqueo de la prohibición musulmana, su impacto fue clave en los avances demócratas de 2018. Ahora, con una administración que enfrenta críticas internas y externas, los movimientos esperan ser una fuerza determinante en la lucha contra las políticas de Trump.