Un final inesperado para una temporada de ensueño en el fútbol colegial.
Pasadena, California.- Lo que parecía ser una temporada histórica para los Ducks de Oregon terminó en desastre en el Rose Bowl, donde Ohio State los derrotó contundentemente. Oregon, que había dominado el campeonato de la Big Ten y llegado a los playoffs por primera vez en una década, no logró replicar su rendimiento y fue superado 34-0 antes del medio tiempo. “No fue nuestro día”, reconoció su entrenador Dan Lanning tras el partido.
El choque, marcado por los errores de Oregon y el gran desempeño ofensivo de Ohio State, estuvo definido por jugadas explosivas. Los Buckeyes anotaron sus primeros cuatro touchdowns con jugadas de al menos 40 yardas, destrozando la defensa de Oregon, que había sido una de las mejores del país. “No logramos detenerlos ni poner en marcha nuestra ofensiva”, explicó Lanning. Ohio State mostró una planificación impecable, aprovechando enfrentamientos favorables y ejecutando con precisión.
Aunque algunos señalaron el nuevo formato del College Football Playoff como un posible factor, ya que equipos como Oregon tuvieron semanas de descanso mientras sus rivales mantenían el ritmo competitivo, Lanning rechazó esta idea. “Es una excusa”, dijo. “Tuvimos nuestra oportunidad y no la aprovechamos. No hay que buscar pretextos”.
Este duro desenlace deja lecciones para los Ducks, que iniciaron la temporada como favoritos para el campeonato nacional. Sin embargo, el partido demostró que en el fútbol colegial, la preparación y la ejecución son esenciales. A pesar de la derrota, Oregon buscará aprender de esta experiencia y regresar más fuerte en futuras temporadas.