La nueva película de superhéroes con Dakota Johnson es un intento de precuela de Spider-Man que nadie pidió.
Ciudad de México.- Dijo Dakota Johnson en la gira de presentación de ‘Madame Web’ que era “Como si la I.A. generara la película perfecta para tu novio” y no se equivocó, en cierta forma.
Hay momentos que parecen escritos por una inteligencia artificial y su casting femenino va dirigido a saciar algunas tendencias en el “porno suave” y no tan suave con mujeres bellas disfrazadas de tu personaje de ficción favorito haciendo “el delicioso”. No te creas mucho la idea que quieren vender de una historia de empoderamiento femenino frente a un villano masculino.
Dakota Johnson, quien por cierto acaba de despedir a su equipo de representantes, tenía que decir algo para justificar esta cinta que nace dentro del contexto generalizado de la caída del género de superhéroes. Ejemplifica bien el universo que está construyendo Sony a partir de personajes secundarios de Spider-Man, en el que tuvieron un tropiezo considerable con las dos entregas de ‘Venom’, convirtiendo a uno de los grandes villanos de Marvel en un grosero vertedero de bromas de mal gusto.
Como hacer una no-película de superhéroes.
El personaje original, una anciana ciega en silla de ruedas con poderes de clarividencia, no era popular ni en los comics de Spider-Man, pero alguien en Sony tuvo la genial idea de hacer un largometraje con ella… aunque realmente este tipo de proyectos mediocres los hace la compañía para no perder los derechos de su propiedad intelectual; ya que están obligados a utilizarlos cada cierto tiempo o perderán los miles de millones invertidos en comprar a Marvel todo lo relacionado con el universo arácnido.
Los Ángeles de Spidey.
La película está ambientada en 2003, pese a que apenas se notan elementos de ambientación, lo suficiente para lucir como un producto barato, olvidado y anacrónico de aquella época. No es de extrañar con la experiencia en series de la directora, S.J. Clarkson, que el resultado parezca un piloto cancelado para una serie del canal CW. Tampoco es de extrañar la actitud de Dakota Johnson, consciente de que está ahí como casi todos los demás, en el clásico “toma el dinero y corre” que se resuelve con cierta profesionalidad pero no alcanza a justificar el producto final.
Más pena da ver aquí a Tahar Rahim, un actor destinado a hacer un gran villano que se queda funcionando en piloto automático con un guion que no le sirve ni para utilizarlo como modelo de “Calvin Klein”. Tampoco va más allá un Adam Scott desaprovechado y relegado a ser el nexo de unión algo forzado con el universo Marvel de una forma tan arbitraria como todo el resto de decisiones. Tanto es así que las conexiones con el universo Spider-man se acaban resumiendo en el momento más bizarro y escatológico que pudiera asociarse nunca a los orígenes —en el sentido más literal de la palabra— del superhéroe más popular de la factoría Marvel.
Si bien, la película no deja de ser una excentricidad divertida, más o menos funcional, a la que se puede mirar con cierta fascinación, no supera a las mas mala de las secuelas de ‘Destino Final’. Un villano que sueña con su futura muerte y hace todo por evitarla.
Hay viajes de Nueva York a Perú (¡en taxi!) que transcurren en un parpadeo superando a las transiciones caducas de blockbuster de los 2000 de ‘Aquaman’. Tiene unas escenas de acción que no llegan a suceder nunca como diciendo que lo que importa al público de este subgénero ha dejado de ser relevante más allá de justificar una marca, algunas referencias a una mitología compartida o el nombre presente en unas páginas de cómic; demostrando que no es buena idea hacer una película basada en puros “Easter Eggs”.
Puede que sea la película más descarada o la más honesta del año. Una obra que no aporta nada a un género que no encuentra el camino de regreso en las salas de cine. ¿Tendrá Sony la poca vergüenza de seguir con los planes de estrenar “Kraven, El Cazador”?