Los bebés reciben vacunas contra unas 15 enfermedades infecciosas antes de los dos años, lo que puede sumar casi 30 inyecciones. Aunque algunos padres consideran retrasar o espaciar estas vacunas, expertos en salud aconsejan no hacerlo.
Estados Unidos.- Según la Dra. Kisha Davis, las recomendaciones actuales están diseñadas para proteger a los niños en las etapas más vulnerables de su desarrollo. Retrasar las vacunas expone innecesariamente a los bebés a infecciones graves, pues su sistema inmunológico todavía está en desarrollo. Además, las vacunas generan inmunidad duradera, por lo que recibirlas a tiempo garantiza una protección temprana y efectiva.
Espaciar las vacunas puede complicar el cumplimiento del calendario y aumentar el número de visitas médicas. Durante la pandemia de COVID-19, se observó cómo retrasos en las consultas llevaron a una disminución en las tasas de vacunación infantil, especialmente entre los nacidos en 2020 y 2021. Esto demuestra que una vacuna pospuesta a menudo se convierte en una vacuna no administrada. Según el Dr. William Schaffner, al retrasar las inmunizaciones, los padres arriesgan la salud de sus hijos y pierden la oportunidad de protegerlos contra enfermedades graves.
Algunos padres temen que tantas vacunas sobrecarguen el sistema inmunológico de los bebés, pero los expertos afirman que este temor es infundado. La cantidad de microbios a los que un bebé está expuesto diariamente supera con creces las que introducen las vacunas.
Según la Dra. Davis, el contacto constante con el entorno (como gatear o interactuar con mascotas) demuestra que el sistema inmunológico infantil puede manejar múltiples estímulos. Si los padres están atrasados en el esquema, es importante que consulten a su médico para actualizar las vacunas lo antes posible.