El Mayor William Hemsley Emory ´dirigió escritos al gobierno superior mexicano, llamándoles fuertemente la atención sobre la conducta extraordinaria de las autoridades civiles y militares de esta villa de Reynosa.
La Guerra de la Intervención Estadounidense (1846-1848) fue para México sólo de infortunios y reveses por doquier; el resultado no fue por escasez de comida, armamento, municiones y otros suministros, la causa era la desunión que existía en lo político, social y militar, un mal que afligía a la República de México desde su Independencia.
En tiempos del undécimo presidente de los Estados Unidos, James Knox Polk, existía en ese país todo un movimiento en marcha para absorber el territorio de todo México. Apareció entonces el extraño episodio diplomático que impulsaría el tratado que se llamó de “Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América”.
Este se firmó en la villa de Guadalupe Hidalgo, en lo que era entonces las cercanías de la Ciudad de México, el 2 de febrero de 1848 y se ratificó el 30 de mayo de ese año. En el acuerdo de 23 artículos, más uno “adicional secreto”, México perdió más de la mitad del territorio y a un considerable número de sus ciudadanos.
En el artículo V del Tratado de Guadalupe Hidalgo se delimitó el curso de la línea divisoria entre las dos repúblicas que comenzaba en el mar a tres leguas en el Golfo de México, frente a la desembocadura del río Grande, llamado por otro nombre río Bravo del Norte. Los límites se encontraban en el cauce más profundo del río, subiendo hasta el lindero meridional del Nuevo México. De ahí al occidente la línea divisoria seguía hacia el río Guila hasta su confluencia con el río Colorado. La línea continuaba por el límite que separaba la Alta de la Baja California.
Las imprecisiones y lo complejo del trazo acarreó una serie de disputas de tierras, por donde cruzaba la línea fronteriza en el escrito; a tal grado que llevaría, a la postre, una nueva pérdida de territorio mexicano, cinco años después, con la venta de la Mesilla.
La creación de las Comisiones de Límites para la frontera tomaría años para su desarrollo. La situación cambiante de la geografía por donde va el límite de las dos naciones ha tenido como resultado una revisión constante a través de una serie de tratados internacionales que no han estado del todo libres de roces y fricciones en ambas partes del río.
La Comisión de Límites
Aunque la Comisión de Límites existía desde finales de 1848, no se reunió hasta el 6 de julio de 1849 en tiempos del doceavo presidente norteamericano, Zacarías Taylor, quien había liderado la invasión a México en 1846. Fue entonces que John B. Weller, de la comisión de Estados Unidos, se reunió formalmente por primera vez con la Comisión Mexicana, encabezada por el general y cartógrafo sonorense, Pedro García Conde.
Cinco comisionados de Estados Unidos fueron cambiados por fallecimientos y por politiquerías durante los primeros años del reconocimiento de la frontera. En febrero de 1850, los comisionados acordaron un receso hasta finales de 1850, con el propósito de preparar la exploración de la zona desde el río Colorado a El Paso.
Esto dio tiempo para que de México se perdiera otra parte de su territorio; una porción menos ambiciosa, que incluía tan solo una región de 76,845 km², conocida como La Mesilla, al norte de Chihuahua y Sonora, que pasó a ser la parte sur de la actual Arizona y el suroeste de Nuevo México.
El Tratado de la Mesilla, conocido por los americanos como la Compra Gadsden, se firmó el 30 de diciembre de 1853. El artículo primero de ese tratado, conservaba el trayecto del río Bravo hasta la paralela del 31º 47´, de donde partía una línea recta de 100 millas hacia el poniente, de allí se dirigía al sur hasta la paralela 31º 20´ hasta el meridiano 111º de longitud oeste de Greenwich; de allí en línea recta a un punto en el rio Colorado, 20 millas debajo de la unión de los ríos Gilas y Colorado, subiendo este río hasta donde se encontraba la línea divisoria ya marcada de las dos Californias.
Este tratado se ratificó el 30 de junio de 1854; alejaba el peligro de una guerra y dejaba a perpetuidad, establecida la frontera entre las dos naciones; entre los males, concluyó con futuros despojos. Las disputas posteriores ya no fueron por territorio, sino por la integridad de la línea divisoria.
Debido a los continuos cambios en el curso del río, han existido cuatro Comisiones de Límites a través de la historia de la línea fronteriza, para resolver los conflictos entre las dos naciones. La segunda comisión estuvo dirigida por William H. Emory de los Estados Unidos y José Salazar y Larreguí de México.
Fue esta la que exploró y produjo la primera cartografía de la parte baja del río Bravo en 1853. Correspondencia relacionada con esta expedición, se encuentra resguardada en el Archivo Histórico de Reynosa.
LAS PRIMERAS EN REYNOSA
Durante los meses de junio y julio de 1853, los agrimensores americanos de la Comisión de Límites no pasaron desapercibidos en la jurisdicción de Reynosa, según documentos del Archivo Histórico de Reynosa (AHR). A principios de junio, el alcalde de Reynosa, don Antonio Flores y las autoridades militares, se encontraban enfrascadas en organizar la guardia nacional con miembros de la comunidad. Habían recibido órdenes que se prohibiera la circulación de la moneda extranjera, de la república vecina.
Para el 22 de junio de 1853 una partida de americanos, que se decía pertenecían a la Comisión de Límites del vecino país, se hallaba apostada en la margen derecha o lado mexicano del río Bravo, en las inmediaciones de la antigua Reynosa (Reynosa Díaz).
El comandante de la plaza de Reynosa, capitán del Cuarto Cuerpo de Caballería, don Francisco Carrillo, le pidió al alcalde de Reynosa se informara oficialmente sobre las operaciones de la Comisión de Límites.
Don Trinidad Flores envió dos misivas al encargado de los agrimensores americanos, de apellido Radsiminski. El jefe de los agrimensores viajó del campamento de reconocimiento topográfico a la comunidad de Edinburgo (el actual Hidalgo, Texas), para que le tradujeran propiamente la primera misiva al idioma inglés.
De la contestación del encargado enviada al alcalde Flores, que se encuentra en inglés en el AHR, sabemos que se le pedía a los americanos información sobre su comisión en el lado mexicano. El alcalde de Reynosa le cuestionaba si traía autoridad superior del gobierno mexicano para tirar líneas y tomar observaciones de medidas en este lado del río.
El americano explicaba que el reconocimiento del río Bravo del Norte estaba bajo la dirección del comisionado americano, general Robert B. Campbell, nombrado por el presidente de los Estados Unidos. Este era para que corrieran y marcaran la línea entre los dos países. Todos ellos estaban bajo las órdenes inmediatas del mayor W. H. Emory, jefe de la Comisión de Límites.
Dentro de la Sección de Borradores de Presidencia del AHR, una de las notas explica que el jefe americano, Emory, dirigió escritos al gobierno superior mexicano, llamándoles fuertemente la atención sobre la conducta extraordinaria de las autoridades civiles y militares de esta villa de Reynosa. El alcalde Flores decía que esta queja le tenía sin cuidado; él como el comandante militar, no habían hecho nada más que investigar la presencia de unos hombres desconocidos en su jurisdicción. Nadie les había enviado información de la misión por parte de los americanos, ni tampoco por parte del señor prefecto del Distrito Norte.
El comportamiento del alcalde era legítimo, ya que la misma población no confiaba en la conducta extranjera. En marzo del año 1852, la misma villa de Reynosa había sido depredada por filibusteros que atracaron desde el poblado de Edinburgo. El alcalde informaba extrajudicialmente que los auxiliares de la Comisión de Límites, habían roto la cerca en la orilla del río de don José María Cavazos; entrando al sembradío, talando la huerta de sandía y melón que mantenía en buen estado.
Entre Camargo y la desembocadura del río Bravo, la inestabilidad del suelo de arcilla y arena hace que el curso del río cambie de una década para otra. Esto es uno de los retos que han manejado las diferentes Comisiones de Límites entre los dos países, tema que será narrado en el próximo artículo.