Un agradable señor de 81 años quien por más de 53 años ha dedicado su vida a la venta y distribución de música en el maravilloso formato de discos de vinilo.
Gris Argelia Cruz, Nuevo León.- Mientras que el tráfico, la contaminación y ruido incesante son los protagonistas en el día a día en una ciudad como Monterrey, en un pequeño local ubicado en el centro sobre la calle Guerrero a media cuadra de la bulliciosa Avenida Madero, se encuentra don Gabino Hernández un agradable señor de 81 años quien por más de 53 años ha dedicado su vida a la venta y distribución de música en el maravilloso formato ahora conocido como vintage de discos de vinilo así como casetes y discos compactos para todos los gustos musicales.
Don Gabino comparte que inició su carrera fabricando LPs y discos de 45 en la ciudad de McAllen, Texas en la empresa llamada Discos del Valle con el Sr. García y después se unió a Discos LBD de Don Basilio Villarreal viajando por 10 años por todos lados promoviendo material discográfico hasta que decidió abrir su propio negocio llamado Discoteca Popular hace ya 43 años justo enfrente de donde se encuentra ahora.
Con orgullo en sus ojos y una sonrisa que le define como alguien que ama lo que hace, Don Gabino señala un disco que tiene en su pared que le fue otorgado como un reconocimiento y mientras amablemente sigue atendiendo a las personas que se acercan a su negocio, va platicando amenamente como es que su experiencia le permitió contribuir a la creación de compilados mucho antes de que se hicieran tan conocidos y solicitados.
“Allá por los años 80s, llegó a mi tienda un día un gerente de ciudad de México de Discos Pearless y me pidió que le apoyara a armar un disco con lo mejor de la música bailable porque aquí a mi tienda venían constantemente muchachos de los sonidos”- compartió don Gabino emocionado al recordar.- “Los sonideros eran llamados a quienes se encargaban de amenizar las fiestas y quinceañeras de aquellos años y así fue como empezó mi colaboración con la empresa discográfica. Primero trabajamos en una compilación de 3 álbumes que titulamos “El Disco de Oro para los Sonideros de Monterrey” que tenía las mejores canciones de grupos de aquella época como Los Corraleros, Alfredo Gutiérrez, Los Diplomáticos, Lisandro Mena entre otros más y eso fue un rotundo éxito”. Agregó sonriente y después siguieron siete producciones más con música colombiana que titulé “La Pura Lumbre Colombiana y Vallenato”.
Este trabajo le permitió obtener un reconocimiento que lleno de satisfacción muestra a quien se acerca le pregunta sobre el origen del disco de plata colgado sobre su pared decorado con estampitas.
Definitivamente tengo la firme creencia que en cada lugar existen espacios y lugares mágicos como especiales que cuentan una historia y la Discoteca Popular de Don Gabino, es en sí un lugar donde en los estantes percudidos por el paso del tiempo, se puede apreciar joyas dignas de coleccionistas y apreciadores de la buena música.
Entre la buena charla, los recuerdos de una historia de vida y los anaqueles con imágenes originales de discos para todos los gustos podemos apreciar artistas como Earth, Wind and Fire, Lionel Richie, Nat King Cole, Frank Sinatra, The Osmonds, Diana Ross, The Beatles, Enio Morricone, The Commodores, Ray Connif, Scott Joplin, Alberto Cortez, Barbra Streisand, Billy Ocean, Joan Manuel Serrat, Jorge Negrete, Camilo Sesto, Gipsy Kings, Roberto Carlos, Luis Miguel, Pedro Infante, El Órgano Melódico de Juan Torres, Julio Jaramillo, José José, Juan Gabriel, Jorge Negrete, Javier Solís, Chelo Silva, Vicente Fernández, Agustín Lara, Los 3 Ases, Luis Arcaraz, El Piporro, entre muchos exponentes musicales más.
En este lugar existe una atmosfera que necesita ser compartida y provocar que nuevas generaciones conozcan y aprecien sitios como este. Aunque puede parecer pequeño y antiguo, simplemente al cruzar la puerta se percibe toda una magia llena de historias, de ritmos y un indiscutible amor hacia un oficio donde Don Gabino suele aderezar con sus anécdotas y canciones toda una experiencia que merece ser vivida; eso sí, ofreciendo a los transeúntes increíbles colecciones solo para los apreciadores de la belleza detenida en el tiempo a precios módicos y justos.