El debate no reveló mucho sobre el carácter esencial de ambos candidatos, pero destacó las diferencias en sus estilos.
Estados Unidos.- En el debate entre Donald Trump y Kamala Harris, Harris siguió una estrategia cuidadosamente planeada, mientras que Trump pareció improvisar. Harris utilizó sus días de preparación para memorizar comentarios mordaces y burlas que usó contra Trump. Aunque a veces su discurso sonó ensayado, logró manejar la narrativa, mientras Trump parecía desorganizado y sin una estrategia clara después de los primeros 15 minutos.
Trump, en lugar de mantenerse en un mensaje coherente, respondía a cada ataque de Harris, lo que permitió que ella controlara la agenda. Aunque en algunos momentos fue contundente al criticar la administración actual, sus respuestas divagaban, lo que dificultó que mantuviera un argumento claro. Harris, por otro lado, aprovechó sus momentos para invitar repetidamente a los votantes a “pasar página” sobre Trump y su estilo de política.
Harris ganó el debate bajo los estándares convencionales, logrando hacer que Trump se enfocara en defenderse de sus ataques en lugar de criticar su gestión o la administración Biden-Harris. A pesar de sus intentos de criticar a Harris, Trump terminó respondiendo a temas como sus propias controversias y antecedentes judiciales, lo que desvió la atención de su campaña.
El debate no reveló mucho sobre el carácter esencial de ambos candidatos, pero destacó las diferencias en sus estilos: Harris, meticulosamente preparada, y Trump, impulsivo y a menudo incoherente. Aunque Harris cumplió sus objetivos, el debate también mostró el impacto de las estrategias y obsesiones de los operativos de campaña y los medios.