Cruz Azul no tuvo piedad por el equipo de la MLS e iguala al América como los más ganadores de la Concachampions.
Rubén Beristáin / ESTO.- Cruz Azul alcanzó la gloria internacional una vez más. La Máquina arrasó al Vancouver Whitecaps y conquistó su séptimo título internacional de la Concacaf Champions Cup en un duelo donde no tuvo competencia y los de la MLS sólo fueron testigos del espectáculo local en el Olímpico Universitario. Ahora el equipo celeste igualó a América como los más ganadores de la zona y obtuvo su pase al Mundial de Clubes 2029 en la cancha. 5-0 final.
Todo se pintó muy rápido de azul celeste en Ciudad Universitaria. Lo que pudo parecer una batalla pareja entre dos finalistas de la zona, el equipo local se encargó de hacerlo bastante desigual en el terreno de juego. Los cementeros se adelantaron antes de los 10 minutos. El capitán celeste apareció una vez más. Ignacio Rivero se encontró un balón después de que Rotondi lo recuperara con una barrida. El charrúa lo tomó y cruzó al portero japonés.
Ese fue el primer festejo, pero los restantes llegaron con un dominio demasiado marcado por parte del equipo de la Liga MX. El de la MLS y representante de Canadá simplemente no pudo competirle a unos celestes motivados con su técnico. El segundo llegó por otra equivocación de la zaga que Faravelli convirtió en festejo.
El tercero y el cuarto llegaron en un lapso de ocho minutos. Primero fue el líder de goleo de la competición. Rotondi dio su segunda asistencia y el Cuate lo clavó en la red rival. Mientras que Mateuz Bogusz también fue contagiado y por fin pudo colaborar en el marcador con un disparo que dejó sin oportunidad a Yohei Takaoka.
Cruz Azul cerró la masacre en el complemento.
La masacre siguió en el complemento. La Máquina arrolló por completo con su quinto gol del partido. Un centro de Jorge Sánchez fue rematado perfectamente por Sepúlveda con un cabezazo imparable. El portero asiático de derrumbó ante la imposibilidad de detener cada disparo.
Cruz Azul se coronó, conquistó su séptimo título de Concacaf y lo hizo con autoridad, en casa, y con Vicente Sánchez al frente de una versión arrolladora del equipo. Una noche que quedará tatuada en la memoria cementera y que quizás, marque también un nuevo capítulo por venir.