Las costumbres las asume toda una comunidad que hace que se distinga de las demás, como son las danzas, fiestas, comidas, lenguajes, artesanías, etc. Éstas se van transmitiendo de una generación a otra, ya sea de forma oral, gráfica o como instituciones. Con el tiempo, estas costumbres se convierten en tradiciones.
Desde un punto de vista antropológico, el ser humano, en su intento por perpetuarse como especie, se adapta a los diferentes entornos geográficos que ofrece el planeta, asumiendo hábitos particulares que se practican con frecuencia. Estos comportamientos son las costumbres de la vida cotidiana que enmarcan a cada sociedad del orbe, una idiosincrasia distintiva, en el caso de grupos puntualizados localmente, que conforman un determinado carácter nacional, regional o local.
Las costumbres las asume toda una comunidad que hace que se distinga de las demás, como son las danzas, fiestas, comidas, lenguajes, artesanías, etc. Éstas se van transmitiendo de una generación a otra, ya sea de forma oral, gráfica o como instituciones. Con el tiempo, estas costumbres se convierten en tradiciones.
Nuestra Señora de Guadalupe de Reynosa fue fundada en la margen derecha del río Bravo, el 14 de marzo de 1749, bajo la iniciativa del capitán Carlos Cantú, en lo que es el actual sitio del poblado de Reynosa Díaz. La advocación Guadalupana provino de los frailes franciscanos del Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas, los cuales fundaron la misión San Joaquín del Monte, a 3 km río arriba de la antigua Reynosa. Sus habitantes se caracterizaron por su capacidad, iniciativa y arrojo ante las eventualidades que presentaba el noreste mexicano de aquellos tiempos.
Fue a través del tiempo que los pobladores de Reynosa han desarrollado las tradiciones que los distinguen.
Tradición ecuestre.
Desde sus inicios, los pobladores trajeron caballos y mulas, que fueron clave para el transporte de mercancías. La región entre los ríos Nueces y Bravo y entre el Bravo y el San Fernando, en lo que fue la jurisdicción de la antigua villa de Reynosa, alcanzó importancia al crear las manadas de caballos mesteños o salvajes. Ese territorio primitivo, actualmente, comprende tres condados en Texas y cinco municipios de Tamaulipas.
Durante el siglo XIX, los pobladores y las manadas caballares salvajes surtieron todo tipo de campañas militares. Los indios ecuestres de las praderías lipán apaches y comanches adquirían caballos de esta región, algunas veces a través de convenios militares y algunas otras por depredación. En tan sólo un año, a finales del siglo XVIII, se documentaron 3,000 caballos robados de las villas a lo largo del río Bravo por las bandas de la etnia lipán apache, quienes intercambiaron su botín por carabinas y fusiles en la Luisiana. En 1846, durante la intervención norteamericana a México, el ejército del general Zacarías Taylor transportó sus pertrechos utilizando las mejores mulas de la región.
Durante el siglo XIX, las calles de la villa y también en sus comunidades dentro de su jurisdicción se cerraban para celebrar carreras y suertes ecuestres, incluyendo a otros animales como cabritos y pollos. Actualmente, la tradición ecuestre perdura en festividades de los lienzos charros (charrería) en la ciudad y en algunas comunidades rurales del municipio.
Tradición ganadera.
A mediados del siglo XVIII, los hatos de ganado vacuno y de pastoreo caprino fueron pequeños y estaban en manos de unos cuántos pobladores. Al igual que las manadas de equinos salvajes, en la región se reprodujo el ganado vacuno salvaje o mostrenco. Existe un extenso número de documentos en el Archivo Histórico de Reynosa sobre fierros y ganado en las secciones de Presidencia, Tesorería y Juzgados, indicando el complejo manejo administrativo de la ganadería local. Los tres niveles de gobierno tenían una seria participación en el manejo y cobro de impuestos de la producción ganadera: carnes, pieles y otros derivados de la ganadería. El abigeato fue un problema serio en la región, al convertirse el río Bravo en línea fronteriza entre México y los Estados Unidos con el tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848.
Al implantarse en 1883 el primer ferrocarril de vía angosta entre San Miguel de las Cuevas (Cd. Díaz Ordaz) y Matamoros, una cantidad considerable de pieles y crin de ganado de la región fueron comercializados en Matamoros. Al inaugurarse en 1905 la línea de ferrocarril Monterrey Matamoros, el ganado era enviado por tren a Reynosa para ser cruzado para el lado americano. Según datos del Archivo Histórico de Reynosa, en la década de los años de 1930, el ganado del municipio era embarcado en la estación de Reynosa para surtir la plaza del Distrito Federal.
Debido al arraigo ganadero, la dieta norteña ha girado alrededor de la carne de res. La carne asada, hasta la actualidad, es uno de los platillos predilectos del reynosense; tradición y costumbre que todavía se refleja en festejos y durante el esparcimiento de fines de semana. Durante el siglo XIX y el inicio del XX, las matanzas se hacían en los patios de las casas. Posteriormente, el rastro estuvo en varios lugares de la ciudad. Los cortes especializados empezaron a hacerse hasta la década de 1960, cuando se comercializó la refrigeración de las carnes.
El vestir de algunos reynosenses con mezclilla, sombrero tejano, camisa y botas vaqueras refleja el profundo arraigo ganadero y ecuestre que predominó en la región durante los siglos anteriores.
Tradición agrícola y feria anual
Los primeros pobladores en el siglo XVIII practicaron en la región una agricultura incipiente que incluía los cultivos de maíz, frijol, calabaza, sandía, melón, etc. El cultivo y la explotación del algodón existen en la región desde mediados del siglo XIX. Durante la ocupación norteamericana de Reynosa, en 1846, se hace referencia a una de las primeras despepitadoras de algodón en la villa donde pernoctaron los “Rangers de Texas,” sin embargo, son varias las despepitadoras a las que se les hace mención durante la segunda parte del siglo XIX.
El cultivo y explotación del algodón tienen mucho que ver con la historia de la construcción de las presas y sistemas de riego en la región durante las décadas de 1930 y 1960. La economía ganadera y agrícola cambió con el establecimiento de los sistemas de riego por gravedad, entre 1936 y 1959, que incluyeron los siguientes sistemas: La presa derivadora El Retamal (1936); la presa Marte R. Gómez y su canal Rodhe, en (1949); la presa internacional Falcón, derivadora Anzaldúas y su canal Anzaldúas (1953-1959). Estos sistemas estaban basados en la explotación del cultivo del algodón. Al colapsar en los años de 1960 la agricultura de algodón, se emigró a los cultivos de sorgo y maíz, siendo esta región una de las más importantes en este rubro.
Como lo muestra la documentación de las Secciones de Circulares y Decretos y de Tesorería del Archivo Histórico de Reynosa, a partir de 1833 y por casi un siglo, Reynosa realizó la feria anual con puestos de comida y vendimia. Esta tradición fue implantada desde ese año bajo decreto del Congreso del Estado en tiempos del gobernador de Tamaulipas, Francisco Vital Fernández. Los festejos eran, en sus inicios, por ocho días durante el mes de junio, y a principios del siglo pasado iniciaban a partir del 15 de agosto por dos semanas. En las décadas de 1940 y 1950, los reynosenses empezaron a celebrar anualmente con reinados de la cosecha del algodón. La feria agrícola, ganadera e industrial se viene celebrando intermitentemente en Reynosa a partir de 1966.
A través del tiempo en esta sección fronteriza, se fueron desarrollando tradiciones religiosas, arquitectónicas o deportivas de mucho arraigo, como es el deporte del beisbol. También son importantes las tradiciones asociadas con el turismo: la tauromaquia, la gastronomía o la música. Costumbres que sobresalieron a partir de la década de los años de 1920, cuando se construyó el primer puente internacional, temas que serán tratados en otra ocasión.