Después de quince películas, la criticada etapa del universo de DC cómics llega a su fin. Jason Momoa vuelve a interpretar a Arthur Curry para que Aquaman y el Reino Perdido sea la película de superhéroes de estas navidades. ¿Estará a la altura?
Especial.- Cuando llegó El Hombre de Acero a los cines, allá por 2013, DC quiso iniciar una nueva y ambiciosa saga en los cines, una que hiciera frente al, en ese momento exitoso, universo de Marvel. Así arrancó DC su llamado Universo Extendido, uno que ha tenido momentos realmente memorables y otros, por decir lo menos, decepcionantes. Ahora, es el momento de cerrar una etapa con Aquaman y el Reino Perdido, que llega este jueves a los cines mexicanos.
Jason Momoa ha sido uno de los rostros más reconocibles y quien mejor ha defendido la mitología de la Liga de la Justicia de Zack Snyder, tanto en las películas homónimas como en una primera Aquaman que supuso una agradable sorpresa en su momento.
En esta secuela, todos los personajes de la primera entrega vuelven a la carga. Sí, también Mera, aunque es cierto que el circo mediático y judicial por el que ha pasado Amber Heard han pasado factura a un personaje a quien debieron pasar a segundo plano. Aún así, tiene algunos momentos destacables que, de hecho, son algunas de las partes más espectaculares de la película.
Y es que, si por algo destaca The Lost Kingdom es por dos pilares importantes. Por un lado, tenemos unos efectos CGI bastante buenos, que por momentos sorprenden gratamente (todavía estamos escamados por lo pasado en la película de Flash). Y las coreografías de lucha que te hacen creer hasta que Nicole Kidman puede ser una gran luchadora.
Por otro lado, tenemos unos cuantos actores principales que, a pesar de los trajes con escamas, se toman muy a pecho su papel y consiguen que todo se mantenga por encima de la línea de flotación. Como decimos, Jason Momoa se entrega a ese rol de personaje algo bruto, pero noble y simpático que ha ido cultivando poco a poco.
Sin duda, el mejor trabajo es para Patrick Wilson, que vuelve como Orm y que, a pesar de que tiene algunos momentos y líneas de diálogo bastante flojos, consigue que mantengas el interés tanto en lo dramático como en lo cómico.
Todo esto, a pesar de que la historia dirigida por James Wan ya se ha visto un millón de veces: una temible civilización perdida amenaza con volver a resurgir por culpa de la ambición humana. Ahora, Arthur Curry tiene que encontrar la forma de resolver la crisis. ¿Puede confiar en aliarse con su hermano Orm? ¿Debería la recelosa civilización de Atlantis colaborar con los humanos para dar con una solución?
Mientras tanto, Black Manta vuelve a mover sus hilos para cumplir el ambicioso objetivo de… vengarse de Aquaman y ya está. ¿No hay más supervillanos? ¿No había manera de dar una justificación un poco más plausible a sus ganas de ser malísimo?
Todo el guion desprende ese mensaje tipo “a ver, vienes a ver superhéroes, aquí están los buenos, aquí están los malos, vamos a hacer explotar unas cuantas cosas” que per se no es malo en este tipo de cintas pero que denota bastante flojera en unos diálogos y algunas situaciones que incluso se hacen repetitivas.
La película está llena de momentos en los que alguien está a punto de dar el golpe final para acabar con su oponente y… ¡sorpresa! Llega otra persona y salva la situación.
Lanza mensajes importantes en torno a cuidar de nuestra familia, confiar en los demás, colaborar y luchar por defender el medio ambiente. Pueden parecer mensajes trillados, pero si lo tomas como una “caricatura de sábado por la mañana” en pantalla grande, funciona.
Por momentos recuerda a Star Wars, por momentos a El Señor de los Anillos (la gran fuerza en las sombras parece calcada del concepto de Sauron) y, aunque el conjunto no tiene el mismo encanto de estas series, se agradece que la película se tome con tanta gracia un mundo con hombres pez parlanchines.
Si juntamos las actuaciones principales (mejor obviar a un Dolph Lundren que parece estar sufriendo en su traje y un Temuera Morrison que solo sabe hacer caras y tomar aire), unas peleas breves pero muy intensas y una historia distendida, resulta que bueno, nos queda una película intrascendente, pero entretenida y con momentos puntuales simpáticos.
Seguramente no sea el cierre majestuoso que hubiera merecido el UEDC, pero a estas alturas, con James Gunn ya entretejiendo la siguiente etapa superheroica, la realidad es que todos estamos esperando otra cosa y no importa tanto. Pero aún así, Aquaman 2 es como esas varitas de pescado empanizado: sabes que no son nada espectacular, pero cumplen con su cometido. No todos pueden decir eso.