Sabe que al asumir encontrará aspectos de la administración pública que rayan en la irregularidad. Lo que tendrá que ser revertido.
Tamaulipas, México.- Cuando Américo Villarreal Anaya asuma como gobernador de Tamaulipas el próximo 1 de octubre, encontrara un estado quebrantado en sus finanzas, las promesas incumplidas en desarrollo social hechas pòr la administración panista de Francisco García Cabeza de Vaca.
Sus primeras acciones administrativas como nuevo gobernador se enfocaran en auditar y saber en qué se utilizó el presupuesto federal, esto para saber a dónde fueron a parar los recursos.
Así como hasta que punto llegó el gobernador panista saliente en la privatización de servicios públicos y, que tipo de concesiones hizo a sus amigos empresarios nacionales y extranjeros.
Una de las dudas más fuertes que tiene la nueva administración morenista que asume en octubre, es saber mas sobre el llamado proyecto turístico y el tipo de desarrollos que autorizó el gobierno panista saliente.
La elite neopanista que Cabeza de Vaca se trajo de Puebla tras la trágica muerte del exmandatario estatal, Rafael Moreno Valle, y que, se enquistó en Tamaulipas durante seis años “asesorando” al mandatario panista, también hizo grandes negocios y mantuvo el control político asi como económico en el estado.
Américo sabe que al asumir encontrará aspectos de la administración pública que rayan en la irregularidad. Lo que tendrá que ser revertido.
Durante su campaña el entonces candidato escuchó cientos de quejas por parte de grupos de la sociedad civil atemorizados y marginados, por un gobierno panista insensible, que imponía sus decisiones a la fuerza.
Américo sabe de la represión política y social en la que vivieron muchos grupos de la sociedad civil terminara.
Con la llegada de una administración morenista resurge la política de inclusión y reparación de agravios.
El proyecto a largo plazo de impulsar y construir grandes obras materiales para beneficio de todos los tamaulipecos, la reintegración de Tamaulipas al sistema de salud federal, un plan de verdadero desarrollo social y la aplicación de una política fiscal rigurosa en el uso de los recursos públicos.
Todo esto fue lo que descuidó o dejó de hacer una administración panista que perdió en las urnas, la confianza de los electores tamaulipecos.