Aunque se diagnostica en la niñez, sus efectos y necesidades persisten y cambian en la edad adulta.
Especial.- El Síndrome de Asperger, parte del Trastorno del Espectro Autista (TEA), suele diagnosticarse durante la infancia, pero sus manifestaciones se mantienen en la adultez con características diferentes. Mientras los niños presentan dificultades en habilidades sociales sin retraso del lenguaje, los adultos enfrentan retos más complejos relacionados con el entorno laboral, relaciones afectivas y comprensión social.
Entre las principales dificultades en adultos con Asperger están los problemas para entablar amistades, expresar emociones, tomar decisiones, mantener relaciones de pareja y adaptarse al entorno laboral. También pueden presentar ansiedad, depresión y baja autoestima, acompañadas de patrones repetitivos de conducta y rigidez en su pensamiento y comportamiento.
La atención en la etapa adulta requiere intervenciones específicas, como terapias que refuercen la autoestima, enseñanza explícita de habilidades sociales, trabajos estructurados y apoyo en la planificación de su vida. Aunque el trastorno es permanente, los síntomas pueden disminuir si se brinda el acompañamiento adecuado desde una edad temprana.