Un oscuro thriller que enfrenta fe, poder y género.
Ciudad de México.- En Hereje, dirigida por Scott Beck y Bryan Woods, dos jóvenes misioneras mormonas son atrapadas en una trampa mortal al tocar la puerta del carismático pero siniestro señor Reed, interpretado magistralmente por Hugh Grant. Lo que comienza como un debate religioso se convierte en un descenso literal y metafórico al “infierno”, reflejado en el diseño laberíntico de la casa del antagonista. Este thriller psicológico combina tensión constante, crítica social y actuaciones sobresalientes para cuestionar la fe, el género y el poder.
La película explora temas profundos como el patriarcado y las instituciones religiosas a través de las dinámicas entre las misioneras y su captor. Paxton, ingenua pero reflexiva, y Barnes, más curtida por la vida, representan polos opuestos que se enfrentan al dilema de la creencia y la supervivencia. El señor Reed no solo es un villano aterrador, sino un vehículo para criticar la manipulación y la desigualdad de género. Las referencias culturales y filosóficas, como la lámina de los círculos del infierno de Dante, enriquecen el relato, mientras que la tensión narrativa mantiene al espectador en vilo.
Aunque la premisa es original, el desarrollo de la trama pierde fuerza hacia el final, con giros excesivos que disminuyen la verosimilitud. Sin embargo, la actuación de Grant eleva el filme, logrando un equilibrio perfecto entre encanto y maldad. Hereje arriesga con un desenlace ambiguo y provocador, dejando al espectador reflexionando sobre la fe, el miedo y la crítica hacia las instituciones tradicionales.