Un gran avance en la historia de la medicina es esta cirugía que ha ayudado a Aaron James a “renacer” en sus propias palabras.
Especial.- Aaron James, un trabajador de líneas eléctricas, ha sido protagonista de un avance médico sin precedentes. Tras perder gran parte de su rostro en un accidente laboral en 2021, en el que tocó accidentalmente un cable de alta tensión de 7,200 voltios, James se sometió al primer trasplante completo de ojo y parcial de rostro en el mundo en mayo de 2023.
Hoy, James ha recuperado muchas de sus funciones cotidianas y muestra con orgullo su recuperación en una nueva placa de auto. Los detalles del trabajo fueron compartidos en el Journal of the American Medical Association.
El accidente dejó a James en una condición crítica. Tras ser trasladado a una unidad de quemados, los médicos tomaron la difícil decisión de amputar su brazo izquierdo por encima del codo.
Además, perdió su nariz, su ojo izquierdo, la mayor parte de su mandíbula y otros rasgos faciales. Fue inducido a un coma médico durante seis semanas y pasó más de tres meses en el hospital, enfrentando un proceso de reconstrucción arduo.
El trasplante de rostro y ojo, realizado en el hospital NYU Langone Health de Nueva York, marcó un hito en la medicina reconstructiva. Aunque su vista no ha regresado, los doctores creen que este avance abre las puertas a futuras posibilidades en el campo de los trasplantes de ojo con el objetivo de restaurar la visión.
«Estamos realmente asombrados por la recuperación de Aaron, sin episodios de rechazo», comentó el doctor Eddie Rodriguez, uno de los cirujanos responsables de la operación.
El transplante del ojo sigue siendo un reto.
A pesar de las complejidades del procedimiento, James ha recuperado la capacidad de comer, saborear y oler, funciones que había perdido tras el accidente.
No obstante, su vista sigue siendo un reto pendiente. El equipo médico expresó su optimismo al observar que las células nerviosas sensibles a la luz en el ojo trasplantado habían sobrevivido, lo que les da esperanza para futuras intervenciones que podrían restaurar la vista.
El doctor Paul Glimcher, director del Instituto de Neurociencia de NYU Langone, explicó que el próximo reto es lograr que todas las células del ojo sobrevivan al trasplante y puedan reconectar con el cerebro, ya que la visión depende principalmente de las conexiones neuronales.
Para James, el trasplante ha representado un renacer. “Este ha sido el año más transformador de mi vida”, declaró en un comunicado de prensa.
Aunque aún no ha recuperado la vista, el veterano se siente agradecido por la oportunidad de tener una vida casi normal. «He recuperado mi calidad de vida», señaló, destacando que su experiencia podría allanar el camino para futuros pacientes.
Además de su notable recuperación física, James tiene un motivo personal para celebrar: está a punto de enviar a su hija a la universidad, algo que considera un regalo inmenso. «No doy por sentado ni un solo momento», concluyó, mostrando su gratitud por esta segunda oportunidad en la vida.