El magnate latinoamericano incrementa sus inversiones en Talos Energy y PBF Energy.
Ciudad de México.- Carlos Slim, la persona más rica de América Latina, aprovechó la ola de liquidación del mercado de valores para aumentar sus participaciones mayoritarias en dos empresas energéticas estadounidenses. Control Empresarial de Capitales SA, de Slim, gastó 24.2 millones de dólares en los dos primeros días de este mes para adquirir 923 mil acciones de Talos Energy y 357 mil acciones de PBF Energy, según documentos regulatorios. La participación del multimillonario mexicano en las empresas aumentó al 21.3 por ciento y al 15.5 por ciento respectivamente.
Estas inversiones se suman a una ola de compras este año para la familia Slim, que continúa invirtiendo en exploración, producción y refinación de petróleo tanto en su país como al otro lado del Golfo de México en Estados Unidos. Antes de las últimas adquisiciones, su holding familiar ya había gastado 500 millones de dólares este año para acumular acciones en productores de energía estadounidenses. PBF es una refinería con sede en Nueva Jersey, mientras que Talos, con sede en Houston, también es socio de Slim en México.
A pesar de haber sido el hombre más rico del mundo hace más de una década, Slim ha visto su patrimonio neto reducirse un 19 por ciento en lo que va de año, en parte debido a la caída del peso mexicano. Tras superar los 100 mil millones de dólares por primera vez en diciembre, su fortuna asciende ahora a 85.100 millones de dólares, según el Índice de multimillonarios de Bloomberg. No obstante, sigue siendo una figura influyente en el mercado energético tanto en México como en Estados Unidos.
Además de sus recientes adquisiciones en Estados Unidos, Slim ha aumentado su exposición en México, donde está asociado a Pemex en varios proyectos petroleros. Este año, compró PBF Energy y es el mayor accionista de la refinería con sede en Parsippany, Nueva Jersey, con una participación arriba del 14 por ciento. Su Grupo Carso también adquirió yacimientos petrolíferos mexicanos a través de la compra de PetroBal, propiedad de la familia multimillonaria Bailleres, por unos 530 millones de dólares.