En 1917, desde estos puestos militares en la frontera, los soldados americanos fueron enviados a Europa a participar en lo que fue la Primera Guerra Mundial. Fue a principios de ese año cuando Juan Andreu Almazán llegó a la frontera de Tamaulipas por Texas, después de sus derrotas en los estados del sur de México; había ingresado a los Estados Unidos por Nueva Orleans, muy enfermo de fiebre del trópico.
Segunda parte.
El 5 de febrero de 1917, al mismo tiempo que se aprobó la nueva Constitución Mexicana en Querétaro, los americanos terminaban de desalojar sus tropas del norte de México. El general John J. Pershing concluía con la “expedición punitiva,” por la cual había intervenido infructuosamente con más de diez mil soldados americanos en territorio mexicano para castigar y capturar a Pancho Villa. La persecución del caudillo norteño fue en consecuencia del asalto que hizo este personaje al pueblo de Columbus, Nuevo México, el 9 de marzo de 1916.
Un gran número de soldados americanos patrullaron la línea fronteriza entre Texas y Tamaulipas durante la revolución mexicana. Del lado de Texas existieron una serie de puestos militares a lo largo del viejo camino militar. La actual carretera “Military Highway” en el Estado vecino fue montada en sus inicios por las tropas de Zacarías Taylor, en lo que era el trayecto de Matamoros a Camargo, durante la intervención norteamericana en México (1846-1848).
En 1917, desde estos puestos militares en la frontera, los soldados americanos fueron enviados a Europa a participar en lo que fue la Primera Guerra Mundial. Fue a principios de ese año cuando Juan Andreu Almazán llegó a la frontera de Tamaulipas por Texas, después de sus derrotas en los Estados del sur de México; había ingresado a los Estados Unidos por Nueva Orleans, muy enfermo de fiebre del trópico.
En Laredo, Texas, Andreu Almazán se puso en contacto con un grupo que se organizaba para cruzar el río Bravo. Era una gavilla de 50 hombres encabezados por el Lic. Pedro González, el coronel Leopoldo Dorantes y Espiridión Salinas, los cuáles trataron de cruzar el río entre las ciudades de Mier y Guerrero, por el rancho de La Bartolina en Texas. Pero fueron recibidos a tiros desde el lado de México, pues el plan fue descubierto desde antes.
Parte del grupo cruzó río arriba del poblado de Guerrero teniendo algunas confrontaciones. Andreu Almazán decidió regresarse desde La Bartolina hacia San Antonio, Texas, a tratarse sus malestares, mientras que los rebeldes se dispersaban en el lado de Texas ante la presencia militar norteamericana en la frontera.
A finales de febrero, algunos periódicos de la ciudad de México informaron que Juan Andreu Almazán se encontraba en San Antonio, Texas, porque había tenido que abandonar el territorio nacional debido a la tenaz persecución de las fuerzas constitucionalistas, las cuales habían logrado establecer el orden en el Istmo de Tehuantepec.
Contraofensiva al movimiento almazanista.
Desde marzo, ya se habían presentado problemas con el movimiento armado para derrocar al gobierno constitucionalista de don Venustiano Carranza desde la frontera. Según un documento de la Sección de Comunicaciones de Presidencia del Archivo Histórico de Reynosa (AHR), el secretario general del gobierno del Estado de Tamaulipas, Lic. Luis Ilizaliturri, informaba sobre las medidas tomadas para la persecución de los bandoleros que penetraron en varios ranchos del municipio de Reynosa, según una nota girada desde el 25 de marzo de 1917.
La rebelión almazanista principalmente mantuvo su presencia en las áreas rurales de los municipios de Nuevo León y al sur poniente del municipio de Reynosa. El suministro del armamento y municiones provenía de Texas, introducido entre Camargo y Mier, financiado por el grupo felicista (apoyaban a Félix Díaz), conformados por hacendados refugiados en Texas.
El territorio afectado por los rebeldes era controlado por los rurales y militares federales carrancistas. Según las Actas de Cabildo del AHR, en julio de 1917 se dieron los nombramientos para comandantes y cabos de la rural para las 18 secciones del municipio.
La amenaza de los rebeldes se hizo presente en octubre de 1917. El día 3 de ese mes, el presidente municipal, José Tárrega, recomendó al sub-presidente municipal de Congregación Garza reportara sobre los rebeldes; ya que se tenía noticias que grupos armados contrarios al gobierno habían penetrado por los municipios de China y General Bravo, Nuevo León.
El comandante de los rurales, Miguel Guerrero, comandaba 14 hombres de los ranchos al sur de Reynosa; pedía a Tárrega que le mandara municiones 30-30 para la persecución de los sublevados. Ese mismo día al comandante de rurales del Zapotal, Luis Singleterry, le pedía mandara por lo menos diez rurales montados y armados, ya que se decía que la partida de rebeldes que merodeaban por los municipios de China y General Bravo intentarían marchar sobre la población de Reynosa.
Para el día 10 de octubre, el encargado de la comunidad Congregación Garza (Charco Escondido), Ramón G. Garza, enviaba oficios de los comandantes Carrancistas a Reynosa; informaba que la gente del teniente Anastasio Álvarez, después de haberlos atendido con pastura y comida, en la madrugada salieron de la congregación rumbo al Rancho Orozco por haberlos llamado el teniente Otilo García.
Desde ese punto, los militares constitucionalistas se dirigieron inmediatamente al rancho de la Osca en Nuevo León, donde se decía se encontraba el enemigo con un número aproximado de 35 hombres. El día 13 del mismo mes, Eugenio Garza, otro de los comandantes de los rurales, informó haber tenido contacto con el teniente Álvarez para proteger militarmente la región inmediata al rancho Orozco. Hasta el momento, los forajidos se habían mantenido en territorio de Nuevo León.
Fue a finales del mes de octubre de 1917, cuando el alcalde de Reynosa recibió un telegrama informando sobre el ataque al poblado de China, Nuevo León, por los hombres de Juan Andreu Almazán. El 2 de noviembre, un oficio informaba al sub-presidente de Congregación Garza que una partida de rebeldes había estado en el Rancho Orozco a las 12 del día.
El comandante de los rurales de Reynosa, Eugenio Garza, procedió a reunir a su gente para ir a dicha congregación, para estar al tanto del número de rebeldes y sus movimientos. Se le dio orden al comandante para que atacara al enemigo a su criterio si fuese una partida pequeña; de lo contrario, que tomasen dirección hacia Reynosa y que reagrupase sus rurales con las filas de la plaza.
En realidad, el movimiento almazanista estaba formado principalmente por pequeñas partidas de hombres que recorrían rápidamente de un área rural a otra en buenos caballos, sin involucrar a los poblados con mayor población. Los rebeldes no tenían suficientes hombres para confrontar a los ejércitos de los constitucionalistas; practicaba más bien tácticas de guerrilla, aprovechando el refugio seguro que ofrecía la frontera americana.
Contrabando de municiones.
El gobierno de Carranza tenía el apoyo del Servicio Secreto de los Estado Unidos, quien pasaba información a la administración de aduanas de Cd. Guerrero y Nuevo Laredo. La institución americana le informaba al general Pruneda R. para que pasara la información a Reynosa, a través del administrador de la aduana fronteriza de Reynosa, A. Domínguez. El 10 de diciembre se envió información a México desde Reynosa, sobre una partida de bandidos que pretendía cruzar entre Camargo y Mier con municiones para los rebeldes de Andreu Almazán.
El 21 de diciembre, a través del administrador de la aduana fronteriza, se recopiló información que sería telegrafiada a México, sobre las intenciones de introducir al país veinte mil cartuchos por agentes al servicio de José María Cavazos, un residente de Mission, Texas. Estas municiones estaban destinadas para los rebeldes en el territorio entre Mier y Reynosa.
El 12 y el 20 de diciembre de 1917, el periódico “El Pueblo” publicó en la Ciudad de México, dos notas sobre una tremenda derrota que sufrieron las tropas del cabecilla reaccionario Juan Andreu Almazán, en un “lugar fronterizo muy cercano a Matamoros.” La nota concluía que, el descalabro se lo habían infligido las tropas del General Diéguez.
En esos días el gobernador provisional de Tamaulipas, general Alfredo Ricaut, visitó al gobernador constitucional de Nuevo León, Nicéforo Zambrano. Fue en la oficina de este último donde tuvieron noticias de la derrota de Juan Andreu Almazán en Agualeguas. Después de ser perseguido por las fuerzas leales, se internó a territorio americano con unos 300 hombres, cerca de las inmediaciones de los Estados de Nuevo León y Tamaulipas.
Las tácticas de Andreu Almazán continuaron con más vigor a principios del año 1918, llevándolo a tomar al pueblo de Reynosa a mediados de ese año. Pero esa historia será narrada en un próximo artículo.