Desde antes de partir hacia el Pánuco en la primavera del año 1583, el gobernador Luis de Carvajal había comisionado a uno de sus capitanes para que fundara una villa en el valle de Extremadura.
Desde antes de partir hacia el Pánuco en la primavera del año 1583, el gobernador Luis de Carvajal había comisionado a uno de sus capitanes para que fundara una villa en el valle de Extremadura. De acuerdo con el testigo de la Audiencia de Guadalajara, Juan Gonzáles, él había regresado de la Huasteca con la gente de Carvajal, después de poner en paz las provincias en el Pánuco, hasta el año de 1584.
Cuando regresaron a la capital del Nuevo Reino de León, la villa de San Luis ya había sido establecida por su comisionado, el capitán Gaspar Castaño de Sosa. El asentamiento se encontraba a unas 15 leguas de la ciudad de León, en un punto conocido para entonces como los Ojos de Santa Lucía.
Ocho de los testigos que declararon en la Audiencia de Guadalajara, dijeron conocer y haber estado en dicho lugar. Juan González explicó que, como a cuatro leguas se encontraba un tunal donde vio que se daba la cochinilla, que decía se llama grana. Phelipe de Núñez y otros de los testigos explicaron que los tunales se extendían por ocho leguas, en donde se criaba la cochinilla.
La grana era el colorante rojo con lo que los indígenas de México teñían telas y otros utensilios cotidianos; fue tan preciada en Europa como el oro mexicano. La tintura provenía de los cuerpos secos del insecto “dactylpius coccus” que crecía como parásito en las nopaleras y que náhuatl se conocía como nocheztli o “sangre de tuna”.
Se desconoce la explotación de este colorante en esta región; aunque el testigo, capitán Diego González quien había estado en la fundación de la villa de San Luis en los Ojos de Santa Lucía, menciona que a la redonda del asentamiento había muchos tunales, donde había visto y recogido la grana cochinilla.
Testimonios.
En los testimonios de ocho testigos que declararon ante la Audiencia de Guadalajara, se reafirma que en la villa se había comenzado a arar las tierras, donde la mayoría dicen que había labranzas de trigo y maíz. También mencionan que en el vecindario se encontraba un gran número de ganado mayor y menor: vacuno y caprino.
Phelipe Nuñez menciona que en la villa se encontaban una “cantidad de vecinos”, sin dar un número específico. Dentro de los testimonios se halla que, la villa tenía un alcalde mayor quien era también el capitán de la villa, Gaspar Castaño de Sosa. El gobierno también incluía a dos alcaldes ordinarios, además de regidores, pero no se dan nombres.
Al poblarse la villa, se trajeron de paz a más de 2,000 indios de esa comarca. El testigo Phelipe Núñez expone que antes del asentamiento los indios hacían mucho daño, pues asaltaban a las personas que venían desde Mazapil y Saltillo a la primera villa y a la capital, la ciudad de León. Varios de los testigos mencionaron que los nativos venían a la villa de San Luis a trabajar y servir a los pobladores españoles, en la labranza de sementeras o en lo que se les mandara.
El lugar de los Ojos de Santa Lucía había sido visitado durante la exploración del valle de Extremadura en 1572-1573. Aparentemente otro de los exploradores del lugar había sido Alberto del Canto en 1577.
La villa de Almaden.
Ocho de los testigos, que declararon ante la audiencia del Guadalajara, sabían que también se había fundado la villa de Almadén, en lo que es actualmente el entorno de la ciudad de Monclova. Algunos de los manifestantes decían que lo habían escuchado y otros habían estado presentes en el lugar. Uno de ellos, Juan González, recordaba que dos años antes que le tomaran su declaración en la Audiencia de Guadalajara, había ocurrido la dicha fundación o sea que aproximadamente esto había sido en el año de 1585.
El gobernador del Nuevo Reino de León, Luis de Carvajal, había comisionado al capitán Lucas de Linares para poblar dicha villa. Algunos de los informantes decían que se encontraba a unas 40 leguas al noreste de la capital, ciudad de León, en el lugar que había explorado Diego de Montemayor las minas de la Trinidad, en la provincia de Quauila (sic), unos años antes. El gobierno de la villa estaba compuesto por su capitán, quien tenía la función de alcalde mayor, además de los alcaldes ordinarios y regidores.
Los pobladores se establecieron para beneficiarse con los metales de las minas. Al igual que en la villa de San Luis, los residentes contaban con bastante ganado mayor y menor para su subsistencia. Declaraban que al asentamiento habían atraído a más de 4,000 indígenas a la redonda de la villa. Los testigos mencionaron que los nativos acudían al poblado donde les servían a los vecinos. En su declaración, Juan González explicó que a estos los había asentado y apaciguado el capitán Lucas de Linares.
Primeras fundaciones.
Los trabajos historiográficos del siglo pasado sobre las primeras fundaciones del noreste mexicano, se apoyaron principalmente en un documento que habían encontrado en sus investigaciones los historiadores Wilberto Jiménez Moreno y Alberto Castillo H. en el Archivo de Hidalgo del Parral, a finales de la decada de 1940. Consiste en un largo expediente, sobre un litigio relacionado con la jurisdicción de las minas de Almadén (hoy día Monclova, Coahuila) entre los gobernadores Martín de Zavala, del Nuevo Reino de León y Luis Valdés, del Reino de la Nueva Viscaya.
Este litigio del año 1643 y 1644 sería palografiado y preparado para su publicación por el historiador investigador del ITESM, Eugenio del Hoyo; pero sería publicado póstumamente hasta 1992, bajo el nombre de “Documento del Parral”. Es en una de las Cartas Requisitorias del extenso expediente, donde el gobernador de la Nueva Vizcaya, Luis Valdés en 1644, menciona que había encontrado en los archivos de su gobierno, información mencionando brevemente sobre una serie de asentamientos que habían sido fundados en 1577, por el capitán Alberto del Canto.
En dos de las fojas de la carta requisitoria, se menciona lacónicamente que el capitán del Canto había establecido la villa de Saltillo y era aludido como alcalde mayor de las minas de San Gregorio y valle de Extremadura. Bajo la comisión del gobernador Martín López de Ibarra, había también fundado el pueblo Potosí (actualmente Cuatro Ciénegas), que se decía lo había pacificado.
La carta requisitoria desarrolla que el capitán Alberto del Canto, por comisión del gobernador López de Ibarra, había poblado el valle de Extremadura y que lo había llamado Ojos de Santa Lucía, lo que se llamaba ciudad de Monterrey durante el litigio de 1643-1644. El escrito no menciona el poblamiento de una villa, sino de un valle que es bautizado como Ojos de Santa Lucía. Dentro de los descubrimientos de Alberto del Canto se encontraban también las minas de la Trinidad, el epicentro del litigio de 1643-1644.
Curiosamente en la carta requisitoria menciona que, el 6 de julio de 1580 en Durango, el gobernador Martín López de Ibarra había aprobado y confirmado las fundaciones de las minas de San Gregorio, villa de Saltillo, valle de Extremadura y el Potosí; nombrando a Diego Montemayor como alcalde mayor para que fundara aquellos distritos. Esta es la razón por lo que parte de la historografia del siglo XX, trató a Luis de Carvajal como un mentiroso, aventurero, aprovechado, etc.
Fueron las nuevas investigaciones del acervo documental en el Archivo de Sevilla, a principios del milenio, como las de Samuel Temkin, Guillermo Garmendia Leal, Carlos González Rodríguez y otros, las que modificaron los conceptos hisotriograficos sobre las fundaciones de Alberto del Canto, basadas en el “Documento del Parral de 1643-1644”.
Como lo narramos en una nota anterior, Carvajal reconocía a Saltillo como parte de la Nueva Vizcaya, al igual que el poblado del Potosí, ambos recién fundados cuando llegó a fundar el Nuevo Reino de León. La villa de San Luis fue fundada en el punto (paraje) de los Ojos de Santa Lucia. La expedición de Diego de Montemayor, enviada por Carvajal, fue la que descubrió el valle de Coahuila y puso el nombre de a las minas de Trinidad, de acuerdo con el testimonio de Juan González en la Audiencia de Guadalajara.
Como lo mencionamos anteriormente, Diego de Montemayor y Alberto del Canto estuvieron presentes en la fundación de la villa minera Cueva de León en 1581 y fueron parte del establecimiento del Nuevo Reino de León. Los problemas serios de Carvajal no se encontraban en el noreste, se encontraban en el Pánuco y especialmente en la ciudad de México. Pero esto será narrado en una próxima nota.