Si el enfoque resulta ser efectivo y seguro, podría ofrecer una nueva esperanza a miles de pacientes con enfermedades hepáticas en fase terminal.
Especial.- Un equipo de científicos está intentando por primera vez desarrollar un nuevo mini hígado dentro de una persona, un concepto que podría haber sido considerado fantasioso hace tan solo unos años.
La biotecnológica LyGenesis ha anunciado que un voluntario inicial ya ha recibido una inyección de células donantes para transformar uno de sus ganglios linfáticos en un segundo hígado.
Comienzan ensayos clínicos.
Este procedimiento es parte de un ensayo clínico que probará el tratamiento experimental en 12 adultos con enfermedad hepática en fase terminal. Estos pacientes generalmente requieren un trasplante de hígado, pero los órganos donantes escasean notablemente.
LyGenesis espera fomentar el crecimiento de suficiente tejido hepático sano como para que los pacientes no necesiten un trasplante.
Utilizando el ganglio linfático como un biorreactor vivo, la empresa aspira a lograr un incremento del 10 al 30 por ciento en la masa hepática, lo cual podría tener efectos significativos para los pacientes con enfermedad hepática terminal.
En Estados Unidos, aproximadamente 10 mil personas están en lista de espera para un trasplante de hígado, y muchas esperarán meses o años para recibir uno.
Incluso, no todos los hígados donantes consiguen emparejarse con un paciente en espera de trasplante debido a incompatibilidades como el tipo de sangre o un exceso de grasa en el órgano, aunque aún pueden ser viables para el proceso de LyGenesis.
A partir de esos órganos descartados, los científicos de LyGenesis aíslan y purifican los hepatocitos, las células más abundantes en el hígado, y los colectan en una bolsa de IV. Luego, se inyectan 50 millones de hepatocitos en un ganglio linfático objetivo mediante un tubo delgado y flexible con una cámara en el extremo.
Experimentos previos con ratones y cerdos.
Los ganglios linfáticos fueron elegidos debido a su capacidad de expandirse y filtrar la sangre, similar al hígado. LyGenesis seleccionó ganglios linfáticos cercanos al hígado para aprovechar las señales que emite en un intento por repararse a sí mismo.
En experimentos preliminares en ratones y cerdos, se encontró que los hepatocitos inyectados en los ganglios linfáticos florecen y forman un segundo hígado más pequeño, capaz de asumir las funciones del hígado fallido.
Si el enfoque resulta ser efectivo y seguro, podría ofrecer una nueva esperanza a miles de pacientes con enfermedades hepáticas en fase terminal.
Los participantes del ensayo necesitarán medicamentos inmunosupresores de por vida para prevenir el rechazo de las células donantes, pero el potencial de este tratamiento para salvar vidas es inmenso.