A principios de 1821 el comandante realista de las provincias internas de oriente, Joaquín de Arredondo, le concesionó tierras para que estableciera 300 familias en Texas.
San Felipe de Austin fue la primera colonia anglosajona, la más notable y rica en Texas.
El famoso empresario Moses Austin había pedido cuatrocientas leguas cuadradas al último gobernador de la corona española, Antonio María Martínez, con el apoyo del barón de Bastrop a finales de 1820.
A principios de 1821 el comandante realista de las provincias internas de oriente, Joaquín de Arredondo, le concesionó tierras para que estableciera 300 familias en Texas.
Moses Austin fallecería a mediados de ese año de 1821, dejándole la tarea a su instruido hijo Stephen. La colonia sería apoyada durante el gobierno del imperio de Agustín de Iturbide.
- Aunque el proyecto fue anulado al abdicar el primer emperador de México en 1823, Stephen logró un nuevo contrato con el Congreso de la Unión en mayo. Cumpliendo con el contrato para 1825, Austin consiguió otras tres concesiones para 1828 y otra compartida para la colonización del oeste de Texas.
A los primeros 300 colonos se les permitió asentarse en las tierras fértiles de los ríos Brazos, Colorado y San Bernardo, en posesiones de hasta mil ochocientas hectáreas para cada rancho. Originalmente la colonia tenía 1790 pobladores, de los cuales una cuarta parte eran esclavos (443). De las 300 familias de colonos, 67 poseían esclavos.
La mayoría de los colonos provenían de La Luisiana y de otros estados de los Estados Unidos como: Alabama, Arkansas, Tennessee y Misuri. Casi en su mayoría eran granjeros letrados con una posición económica holgada, de ascendencia inglesa. Aunque se hacían pasar por ganaderos, eran principalmente agricultores. Cuando llegó la Comisión de Límites en 1828, la colonia ocupaba arriba de 700 mil hectáreas, donde rápidamente llegó a tener los ocho mil pobladores.
En sus escritos Jean Louis Berlandier explica que, el gobierno de México había permitido la entrada de mercancías de primera necesidad sin el cobro de aranceles por un período de diez años a los nuevos colonos, por las bahías de Galveston y Matagorda; éstas eran visitadas por pequeños barcos de los Estados Unidos. Pronto un número de anglosajones se convirtieron en ciudadanos mexicanos, surtiendo de diputados al Congreso del Estado de Coahuila y Texas.
Durante el tiempo de la visita de la Comisión de Límites, a cargo de Manuel Mier y Terán, los anglosajones de San Felipe no habían participado en las revueltas para separarse de México, al contrario, habían luchado con las tropas mexicanas para aplacar la rebelión de Fredonia en Nacogdoches y el levantamiento del Dr. Lewis B. Dayton en la propia Colonia de Austin. Un número grande de aventureros ingresaron ilegalmente a esta y otras colonias en Texas para 1830, mientras que en la ciudad de México se hacían pedazos las facciones políticas, dejando las colonias completamente desatendidas.
Berlandier comenta el fatal resultado de la imprudente ley de colonización, la cual estaba llenando la frontera con habitantes del país vecino, los cuales tenían diferentes costumbres e intereses. En 1832, los colonos anglosajones aprovecharían el Plan de Veracruz, apoyando a Santa Anna, para sublevarse en Texas; dejando la frontera sin soldados mexicanos, quedando solamente los puestos militares en San Antonio y Goliad, a 500 km al suroriente de Nacogdoches.
Los Colonos.
El francés dice que los primeros colonos eran granjeros, diestros en herrería y carpintería, lo suficiente para cubrir sus necesidades. Sucesivamente llegaron un gran número de artesanos a la región: carpinteros, herreros, impresores, zapateros, sastres, relojeros, sombrereros, maestros y desafortunadamente un enjambre de doctores en medicina y en leyes. Especialmente los últimos vivían del detrimento de los pobres colonos que mantenían en litigios, basados en las leyes de ambos países, de acuerdo con las necesidades de cada cliente.
Un progreso inimaginable había ocurrido en el área de la agricultura en Texas. Para 1828, la producción de algodón ya era reconocida en el mercado de La Luisiana, la cual sería preferida más tarde sobre cualesquier otra, de otros lugares. Existían un gran número de máquinas despepitadoras más o menos bien fabricadas. Pequeños intentos se habían hecho por producir azúcar, presentando una situación prometedora. Las cosechas de maíz y calabaza en esas tierras eran muy productivas, según el botánico francés, Jean Louis Berlandier.
El tabaco, cuya producción era prohibida por leyes miopes en esas lejanas fronteras, se cultivaba para el propio consumo de los colonos anglosajones. El gobierno federal de México era tan despistado, que creía que los texanos fumaban solamente el tabaco enviado por la federación; Berlandier concluía que ni una centésima parte provenía de las fábricas en Orizaba, Veracruz. Colonos anglosajones y criollos mexicanos, a los que no se les permitían cultivarlo, preferían comprar el tabaco de contrabando proveniente de los Estados Unidos, en lugar del nacional que llegaba deteriorado después de viajar por más de 500 leguas, para después ser vendido a un alto costo. El francés concluía, que el gobierno evitaría el contrabando a otros estados vecinos en México, si lo cultivaran en Texas.
Los esclavos.
Los colonos anglosajones pedían una dispensa en la prohibición que tenían para introducir nuevos esclavos. Alegaban que esa ley no estaba vigente cuando establecieron la colonia. El trabajo de los esclavos era necesario para limpiar la maleza. Por esta exención, prometían liberar a los nuevos esclavos al final de cierto término de años y que cada individuo que emergiera de la esclavitud sería un hombre de trabajo. Fundamentaban que todos los recién nacidos de esclavos serían libres, sin que ningún colono pudiera reclamarlos en el futuro. Pedían que los contratos de personas hechos en los Estados Unidos fueran reconocidos en la República Mexicana. Sin esa ayuda no podían prosperar.
Jared E. Groce fue el empresario más adinerado de la colonia anglosajona de Stephen Austin, donde había establecido su plantación con 90 esclavos desde 1822. Durante el viaje a Nacogdoches, la Comisión encontró esta plantación después de partir de San Felipe. En 1828, la empresa contaba con 117 esclavos.
San Felipe de Austin.
La cabecera municipal de esta colonia se encontraba en la orilla derecha del río Brazos alrededor de una pequeña pradera y un bosque (en el actual condado de Austin, Texas); un asentamiento al estilo anglosajón de cuarenta a cincuenta familias que sumaban entre 200 y 300 personas, entre las que se encontraban las familias más acomodadas; estas tenían una casa en el pueblo y otra en el campo. El resto de los colonos, la mayoría de ellos, habitaban en las inmediaciones de sus tierras de cultivo. Las calles del pueblo estaban deslindadas con una cinta de medir y se encontraban circundadas con lilas. La Comisión de Límites permaneció en ese poblado por 15 días.
En ese tiempo, el poblado no contaba con tiendas o posadas bien abastecidas, como se verían más tarde en el pueblo de Brazoria; solamente dos o tres mercaderes estaban bien abastecidos con licor fuerte, azúcar, café y algo de ropa.
Unos días después de que había llegado la expedición a San Felipe, Mr. Stephen Austin arribó al lugar. Este era un hombre de empresa dotado de astucia, también con mucho talento. Decía Berlandier, que este personaje sabía cómo adormilar a las autoridades mexicanas, las cuales no abrieron sus ojos miopes, hasta que la colonia había alcanzado un progreso imparable.
Los viajeros salieron de San Felipe de Austin para la frontera de Texas, que colindaba con La Luisiana, hasta el 10 de mayo de 1828. Durante el trayecto la mayoría de los viajeros cayeron enfermos por las picaduras de insectos que se incrementaron por las lluvias y lo pantanoso de la región. Debido a la falta de provisiones, el General Manuel Mier y Terán decidió cruzar el río Trinidad para continuar hacia la frontera, con sólo el Subteniente José María Sánchez Tapia y una escolta de ocho soldados. Desde el río Trinidad, Jean Louis Berlandier, José Batres y Rafael Chowell regresaron con sus escoltas a San Antonio, por otra ruta que iba por el poniente del territorio.
Desde Béxar, los expedicionarios exploraron otras regiones de Texas y La Luisiana, pero esas historias serán contadas en otra ocasión.