Azul profundo llegando casi a lo oculto.
Abismo de mi inconsciencia.
Me sofoca esta obscuridad.
Mas luz,
burbuja de vida,
aparece a la deriva.
Me aferro a la esperanza
y nado hacia ella.
Mientras ella se escapa,
tal danza paralela.
Parece mas una burla
que una persecución.
Ya cansada decidí dejarla.
Subí la mirada,
a donde los destellos de la luna llegan.
Cerré los ojos y decidí quedarme quieta,
Dejar que pase lo inevitable.
Fue cuando sentí ese calor
que me llena en cuerpo y alma.
Al abrir los ojos,
se posaba frente a mi
con esa mirada profunda.
Masiva,
mas serena,
como cual montaña
que aun contemplando los ayeres,
sigue firme esperando los mañanas.
Le abracé, como abrazando mi alma,
y me mostró algún mañana.
Donde los hermanos
se abrazan a golpes.
Donde las noches
parecen rafagas de hiel.
Donde la sonrisa
se vuelve un misterio.
Donde mis amados
se consumen en fuego.
Y yo,
queriendo extenderles ayuda.
Mas la burbuja,
aunque transparente,
es mas dura que una herradura.
Grito, me desespero y golpeo!
Pero la burbuja solo retumba
y regresa a su lugar de origen
sin poder, ni siquiera, hacer una fisura.
Las llamas consumen todo
como se consume
mi aliento y pensamiento.
Temblando de pavor,
caigo en días de penumbra,
de silencio y soledad.
Pasaron días, décadas,
tal vez eones.
Ya que el tiempo transcurre y no para,
ni porque se partan mares,
ni porque sangre en magma.
Se limpia la tierra
y empiezan civilizaciones.
Dentro de la burbuja
el tiempo sigue intacto,
mas fuera, parece un circulo
Vicioso.
Se repiten las hazañas.
Se repiten las torpezas.
Se repite la avaricia,
y con ella, se destroza la corteza.
Una y otra vez,
la tierra se limpia…
Cuando la impotencia y la rabia cesa.
Cuando las lágrimas se secan.
Cuando todo por fin se vuelve un suspiro,
me doy cuenta que no estoy sola.
Ella esta conmigo.
Masiva como la vida misma.
Su chasqueo resonó en mi.
Se acercó
y me dijo,
Todo final tiene un principio,
y todo principio tiene un final.
Todo existente e inexistente,
no se puede cambiar
o todo cambiará.
Esto, también pasará.
Creo entender.
Aun así,
emocionalmente
no me puedo desprender.
Aun así,
trataría de ayudar.
Aun así,
volvería a llorar.
Aun así,
no puedo dejar de amar.
Fue cuando comprendí
que la naturaleza no cambia.
Simplemente existe
hasta que deja de existir.
Y tal vez, algún día
que su conocimiento
quede intacto en su nueva vida,
Tal vez, cambiaría.
La burbuja estalló,
y con ella, mi iluminación.
Ella se acerca y me aferro a su aleta.
Me lleva a los destellos de Luna.
Salimos de la penumbra.
Se escucha un chasquido,
y veo ese muelle destrozado.
Tal cual, mi mente del pasado.
Me deja en la plataforma
y se aleja.
Todo parece un sueño,
regreso a ese aposento
sin obscuridad en el camino.
El calor viene conmigo,
mas sí, añorando ese destino.
Rosalva Ruiz, nació en 1981 y es originaria de Weslaco, Texas. Empezó a escribir en el 2019 como manera de expresarse. Es miembro de la Sociedad de Poesía de Texas y Códice Colectivo Literario. Algunas de sus obras se han publicado en antologias de Mcallen Public Library y Gnashing Teeth Publishing; como tambien en eZines como Prachya Review, Chachalaca Review, Gnashing Teeth Publishing y Aullidos del Monte (Howls from el Monte).