Por eso, ayer
cuando se cayó el cortinero,
tu risa
tu risa en cascada,
fue ese
pequeño cambio,
que hizo una gran
diferencia.
Ayer, cualquier contrariedad
te hacía enojar.
Y cuando eso pasaba…
Mi piel temblaba
un poco,
y mis manos tenían
ganas de llorar.
Cuando se cayó el cortinero,
el cambio estaba allí,
adentro de ti, adentro de mí,
de nosotros.
Ayeres que cambian.
Cuando se can los cortineros.
La libertad,
también significa
que no tienes nada más
que puedas perder
que no tienes nada más
que puedes dar.
Que no tienes nada más
que puedes dar a nadie,
más que a ti mismo.
Y tu historia de ayeres
que cambias por manañas.