El cobro de piso pasó de 20 centavos a un peso por kilogramo del cítrico.
Dalia Martínez | El Sol de Morelia.- Una tercera parte de los productores de limón de Michoacán cedió a las amenazas del crimen organizado al aceptar el aumento del cobro de piso, que pasó de 20 centavos a un peso por kilo del fruto. Ahora, los limoneros regresaron a trabajar en el corte y empaquetado del cítrico de manera intermitente.
De acuerdo con la información reportada por los productores de limón del Valle de Apatzingán, en la región de Tierra Caliente, el centro de acopio del municipio de Buenavista funciona a 80 por ciento de su capacidad gracias a que los cortadores y empacadores regresaron a laborar.
La semana pasada, productores de limón de la región del Valle de Apatzingán pararon labores de corte y venta del producto debido a amenazas y cobro de cuotas del crimen organizado, de acuerdo con denuncias recabadas por El Sol de Morelia, sin embargo, las autoridades municipales señalaron que desconocían la problemática de los campesinos ya que no existían acusaciones formales presentadas por extorsión.
En el Valle de Apatzingán son cuatro los centros de acopio del cítrico (Apatzingán, Buenavista, Nueva Italia y Tepalcatepec) que aglutinan la producción de los cinco municipios productores: Apatzingán, Buenavista, Tepalcatpec, Aguililla, Parácuaro y Múgica (Nueva Italia).
Por su parte, la Asociación de Citricultores y Productores de Limón concentra a aproximadamente 300 representantes.
En los cuatro centros de acopio se vende el limón a los distribuidores de todo la República que llegan con camiones de 20 toneladas. Los más grandes centros concentradores de limón están en la localidad de Pizándaro, municipio de Buenavista, y en Apatzingán.
Sin embargo, el cobro de un peso el kilo del limón lo pagan desde el año pasado productores y empacadores de Nueva Italia y otros municipios, quienes desistieron de las demandas luego de que recibieron amenazas de muerte y de que sus huertas y empacadoras serían quemadas, por lo que decidieron trabajar bajo las condiciones que les imponían y dejaron de protestar, señaló uno de los afectados que prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias.
El productor señaló que no sólo les cobraron el derecho de piso, sino que los obligan a trabajar en jornadas irregulares para sacar mayor producción en menor tiempo.
Las pocas denuncias que han sido presentadas desde hace por lo menos un año ante la Fiscalía Regional de Apatzingán se han diluido por la desconfianza de los productores, quienes aseguraron que cuando empezaron a presentarla, hubo un operativo donde capturaron a un par de cabecillas de células delincuenciales pero, al poco tiempo salieron libres, y por temor, nadie regresó a ratificar las demandas.
Los municipios de Buenavista, Parácuaro y Nueva Italia son poblaciones de menos de 30 mil habitantes, y en el caso de Apatzingán, de menos de 150 mil personas.
La mayor parte de los integrantes del crimen organizado son vecinos de esos municipios como en el caso de Nueva Italia, en donde una célula delictiva tiene su centro de operaciones, campo de entrenamiento, familias y negocios. Lo mismo ocurre en el municipio de Buenavista, donde hay por lo menos dos grupos delincuenciales asentados que rigen no sólo el precio del limón, sino toda actividad económica de la zona.
Los productores del municipio de Apatzingán señalaron que la producción de limón “siempre ha sido un bocado muy apetitoso para ellos porque es el botín más grande; a ojo rápido quieren levantarse en una semana de 50 a 100 mil pesos”.
La producción del limón, sólo en esa región, es de 670 mil toneladas por año, y en una semana se produce alrededor de 600 toneladas del producto que se distribuye prácticamente a todo el país. Por camión de 20 toneladas que sale de Apatzingán cobran 20 mil pesos.
Esta semana ha sido para los productores de limón del Valle de Apatzingán de mucha incertidumbre y nerviosismo ya que en las redes sociales y grupos de Whatsapp circularon mensajes en los que se escucha la voz de los líderes delincuenciales amenazándose mutuamente y luchando entre sí para quedarse con la plaza.
Por un lado, ordenaban que la gente saliera al corte de limón, y por el otro que pararan labores hasta que uno de los cárteles abandonara el lugar.
Dejar de trabajar en el corte y empacado del limón, dijo la fuente entrevistada, “es una manera de protestar por la injusticia de la que somos objeto, pero también es una manera de llamar la atención del Gobierno estatal para que intervenga ya, porque las denuncias ya las tiene”.
Desde hace un mes, el Gobierno estatal recibió los primeros reportes de extorsión contra los limoneros, pero el mandatario Alfredo Ramírez Bedolla y su secretario de Seguridad Pública, el general José Alfredo Ortega Reyes, pidieron a la Federación un periodo de ocho días más, primero, “para tratar de arreglar la situación por la vía del diálogo”, y segundo, para dejar pasar el evento masivo del gobernador llamado Plan Morelos, que presentó el pasado domingo en el Estadio Morelos, señaló una fuente consultada de la Fiscalía General del Estado (FGE).
El pasado martes, el Gobierno del estado anunció que interpuso una denuncia formal ante la FGE por el delito de extorsión, presentando como víctimas a los limoneros del Valle de Apatzingán, pero hasta el cierre de esta edición no había un operativo de seguridad que garantizara el regreso al trabajo de 100 por ciento de las 300 empresas limoneras.
El Sol de Morelia tuvo acceso a una serie de 15 audios en los que se escucha la voz de un hombre identificado por las autoridades policiacas como César Sepúlveda Arellano, alias El Boto, quien pertenece y lidera el grupo delincuencial Los Blancos de Troya o Los Troyanos.
Sepúlveda Arellano es identificado también por los cuerpos de inteligencia como el responsable de orquestar un ataque con drones y bombas de fabricación casera a principios de este mes en Apatzingán.
Hace aproximadamente dos años, El Boto fue recluido en un penal de Morelia acusado de delitos federales de extorsión, asesinato y de reclutar jóvenes y niños para delinquir, pero salió libre hace más de un año y regresó a Apatzingán.
En los audios recibidos por este medio que se encuentran también en poder de la autoridad policiaca se escucha que El Boto amenaza a su rival Mario Álvarez, alias El Metro, a quien responsabiliza de las amenazas a los limoneros y de intentar subir el precio del derecho de piso.
También señala y describe que él -El Boto- maneja a su antojo la cárcel de Apatzingán y que tiene incluso en su poder las llaves de la prisión, así como la posibilidad de desatar un enfrentamiento mayúsculo entre cárteles.
El centro de acopio de limón del municipio de Buenavista es sólo uno de los cuatro que operan en el Valle de Apatzingán y que esta semana trabaja al 80 por ciento gracias a que accedieron a pagar la cuota de un peso por kilo de limón cortado y procesado.
En el Valle de Apatzingán, conformado por más de cinco municipios, existen por lo menos 300 empacadoras de limón que producen al año 670 mil toneladas del cítrico. Las empacadoras utilizan en esa zona tres tianguis o centros de acopio del fruto para sacarlo al mercado mediante camiones de carga de 20 toneladas cada uno.
“El botín que se quieren llevar es muy grande y nosotros no estamos dispuestos a pagarlo, pero lo más importante es que no queremos afectar a las familias que viven de esto ni al consumidor”, indicó el entrevistado.
En la región de Tierra Caliente existen por lo menos cinco bases de la Guardia Nacional y una base militar.