El director Josh Greenbaum presenta una “dog movie” donde reflexiona sobre las relaciones tóxicas.
Belén Eligio | El Sol de México.- Al preparar la película Hijos de perra, el director Josh Greenbaum quería que el humor negro que se maneja en la trama resultara cercano a las audiencias de todo el mundo, y que eventualmente cualquier persona se pudiera identificar con el mensaje que quería mandar.
“Tradicionalmente las comedias en cualquier parte del mundo no suelen viajar bien. Generalmente es por la cultura, lo que es divertido en Estados Unidos, no lo es en México, Inglaterra o Japón”, cuenta en entrevista con El Sol de México.
El realizador agregó que al trabajar con animales, les garantizaba que las situaciones por las que atraviesan resultarían familiares para todas las audiencias. “Lo que sentí en esta ocasión es que el comportamiento de los perros es el mismo en cualquier cultura, su conducta con los humanos y entre sí, es divertida”.
La película sigue los pasos de Reggie, un perro abandonado por su dueño, quien se encuentra con una manada de canes callejeros, que lo ayudarán a regresar a casa y a vengarse de su antiguo humano.
El cineasta aseguró que más allá de ofrecer una historia sobre abandono animal, desea que el público reflexione sobre el amor propio y la manera en que construyen sus relaciones interpersonales.
“Siempre pensamos que esto es una metáfora para hablar de una relación tóxica. Cuando tú das todo, y no obtienes nada a cambio, esa era la exploración, y cómo tus amigos te pueden ayudar a atravesar por eso y encontrar tu valor propio”.
Aunque tuvieron ayuda de efectos especiales para lograr que los perritos movieran la boca, toda la película se grabó con animales reales, quienes contaban con sus entrenadores en el set, para garantizar que su interpretación fuera lo más real posible.
“Todos sabemos cómo es su comportamiento natural, y quería que así resultara la actuación. En vez de apoyarme demasiado en el CGI, traté de resaltar sus emociones lo más que se pudiera. Antes de iniciar me senté con el equipo de entrenamiento para decirles qué trucos necesitaba”.
Josh aseguró que les enseñaron entre siete y nueve estilos para caminar, para diferenciar el tipo de situación en qué se encontraban los personajes, y resaltar los momentos de tensión.
Sin embargo, reconoce que la escena más difícil de lograr fue donde aparecen dos gatos que conversan con Reggie cuando recién es abandonado. “Necesitábamos que se quedaran quietos, pero como sabemos, a los gatos no les gusta hacer lo que les dicen”, contó entre risas.
Comedia con conciencia.
El doblaje mexicano cuenta con la participación de los standuperos Carlos Ballarta, Ricardo O’Farrill y Michelle Rodríguez. Ésta última detalló en entrevista que desde el primer momento la cautivó el mensaje que transmite la película.
“Lo que más me gusta es que la comedia puede ser irreverente y transgresora, y por ende muy poderosa”, comentó y añadió que el humor es un buen mecanismo para transmitir mensajes sensibles.
“La risa siempre hará que el espectador se sienta más cercano a cualquier situación, ablanda un poco los mensajes. Son temas tan cotidianos que ya tenemos medianamente puestos sobre la mesa, sólo es cosa de echarles un ojito porque ahí están”.
Conforme avanzaban en sus escenas, la también cantante quedó conmovida con las miradas de los perritos que aparecen en la cinta, pues considera que deja la sensación de tratar bien a todos los animales.
Personalmente ella recordó a su perrita Neni, quien llegó a su vida como un regalo cuando era adolescente, y se ganó rápidamente el corazón de ella y toda su familia, por lo que hasta la fecha la tiene presente con mucho cariño.
“Fue la primera perrita que mis papás dejaron que durmiera conmigo, para mí era muy especial. Estábamos juntas todo el tiempo, me acompañaba a hacer la tarea, iba hasta a misa con mi mamá”, cuenta.
Hijos de perra se estrena este 24 de agosto en cine, es apta para adultos.