Christopher Nolan reivindica la experiencia cinematográfica con un nuevo blockbuster de autor.
Estados Unidos.- Christopher Nolan llega a la cartelera entre misiones imposibles, arqueólogos aventureros y muñecas vestidas de rosa con el que seguramente sea el proyecto más ambicioso de su carrera recreando la explosión de una bomba atómica sin el uso de efectos digitales. Per
‘Oppenheimer’ es, al mismo tiempo, un biopic al uso sobre la figura protagonista, un thriller bélico contrarreloj, un drama judicial en forma de caza de brujas contra el fantasma comunista y un controvertido estudio sobre si el fin justifica los medios y la moral existencialista humana. Y, por supuesto, también es una película de Nolan. Su firma está presente en el rol casi insignificante al que relega a los personajes femeninos de Emily Blunt y Florence Pugh, que cumplen por encima de lo que se les pide.
Pero si en ‘Tenet’, ‘Dunkerque’ e ‘Interstellar’ teníamos a héroes que sacrificaban sus vidas por el amor y el futuro de la humanidad, con algún que otro rayo de luz optimista y esperanzador, ‘Oppenheimer’ es todo lo contrario. Las vidas sacrificadas por el “bien común” son las de inocentes, y ni siquiera está del todo claro que con su genocidio se vaya a evitar un sombrío destino para todos nosotros cada vez más cercano y evidente. Más bien todo lo contrario.
El propio J. Robert Oppenheimer confesó que, cuando vio el alcance aniquilador de su obra, se le vinieron a la mente las palabras del texto sagrado hinduista Bhagavad-gītā: “Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos“. Esta frase se repite en la película hasta dos veces, pero lo que se oye en el momento de anunciar el primer impacto atómico contra Hiroshima, en la voz de Matt Damon, es: “Ha pegado tremendo petardazo.” El pesimismo en aumento del personaje de Cillian Murphy, que recupera las miradas ausentes al vacío de Thomas Shelby en ‘Peaky Blinders’, contrasta con las ruines ansias de poder de los títeres gubernamentales, desde el mismísimo presidente Truman hasta el Lewis Strauss de un Robert Downey Jr. que se apodera del tercer acto poniendo pie y medio en la alfombra roja de la gala de los Oscar del año que viene. La carga que marca para siempre la vida de Oppenheimer no es sólo perdurar como el célebre “padre de la bomba atómica”, sino ser el único de todo su entorno (familia, compañeros, superiores) que parece tener dudas sobre sus actos.
Christopher Nolan pretende con ‘Oppenheimer’ subir un escalón más del Olimpo de Hollywood dejando de lado los artificios efectistas de guion con un “bombazo” que no deje lugar a dudas, tal y como intentan sus protagonistas. La cuestión es que muchos no verán a ‘Oppenheimer’ como un arma de destrucción masiva que bombardee sus sentidos, sino como fuegos artificiales: vistosos pero inofensivos.